Bahía Blanca | Sabado, 20 de abril

Bahía Blanca | Sabado, 20 de abril

Bahía Blanca | Sabado, 20 de abril

Higuaín y el Kun, culpables de todo

“Estos jugadores me dan asco”.

El debate futbolero da para ese tipo de exabruptos. Y para mucho más también.

Esos hombres vestidos con ropas de marca, showmen mediáticos de dudosa credibilidad, van y vienen con sus discursos, en general contradictorios, incoherentes, vacíos de contenido.

Pero allí están ellos. Tienen micrófono, aire, pantalla y, hasta en una de esas, rating. Lo que es aun peor. O más preocupante.

Entonces, surgen una a una las acusaciones, sin sustento ni elementos contundentes para sostenerlas. Ni hablar de demostrarlas.

“Estos tipos son unos camarilleros”. “Juegan porque son los amigos de Messi”.

Y además, claro, “dan asco”. “Son unos frustrados”. “Tienen los bolsillos llenos y no les importa la camiseta”. “Ese 9 antipatria”. Y tantas aseveraciones más. Que no surgen del hincha apasionado del tablón, sino de pseudoperiodistas que forman opinión. A los que uno ha visto, por ejemplo en Sudáfrica, abalanzarse sobre un souvenir o una Coca y un sandwich en esos habituales ágapes de entretiempo. En fin...

Salir subcampeones en un Mundial, una Copa América y la reciente Centenario, al cabo resultó una blasfemia futbolística. Una gran decepción.

En un país donde nos hemos acostumbrado a jugar en la zona de descenso gracias a la inseguridad, inflación, corrupción, falta de justicia y menoscabo de la salud y educación, los grandes culpables de los males nacionales pasaron a ser Messi, en su momento -¿se acuerdan?-, y ahora Romero, Mascherano, el Kun Agüero, Di María e Higuaín. Justamente quienes nos llevaron a un ámbito de excelencia

Pero se los acusa de ingratos. De instalarnos en un estado de depresión y agonía insoportables.

Entonces clamamos por una nueva generación de futbolistas. Por los Kranevitter, Correa, Dybala, Icardi, Vietto y compañía. Seguramente ellos nos devolverán a la cima. A los títulos. Pisaremos a Alemania, Brasil, Holanda y a esos molestos chilenos.

Más o menos como soñar con que de un día para el otro se cumplan las promesas de “pobreza cero”, “adiós inflación” o “seguridad para todos y todas”.

Está bien. “Echemos a esos perros”.

Un país repleto de giles.

O mejor dicho, demasiado generoso...