Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

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Bielsa abrió otro espinoso debate

Tómenlo o déjenlo.

"El procedimiento más poderoso que tiene la sociedad para educar ya no pasa por las escuelas, sino por los medios de comunicación. Porque son los medios de comunicación los que influyen más que la familia y la escuela, que son en verdad los elementos genuinos de formación. Es una vergüenza que los medios eduquen a la gente, porque tienen intereses específicos diferentes a los que tiene la escuela. Y por supuesto la familia", reflexionó días atrás el Loco Marcelo Bielsa.

¿A qué apunta básicamente el entrenador rosarino? Que si no metiera a toda la prensa en la misma bolsa sería brillante en su concepto.

Tendría mucha o toda la razón Bielsa si su expresión apuntaría como destinatarios a los operadores que hoy en día pululan en los medios.

O a los inescrupulosos que le ponen un tinte amarillista a sus contenidos periodísticos.

O a los protagonistas, cada vez más numerosos, de esos circos mediáticos que tienen que llenar horas y horas de pantalla de TV, de un dial de radio o páginas de diarios y revistas. Y cuyos argumentos no pasan por el conocimiento, sino por el show.

Quizás la palabra conocimiento sea, justamente, la que Bielsa y tanto otros estan pidiendo a gritos que surja del periodismo de estos tiempos.

Porque, se sabe, cualquiera critica, cualquiera opina, cualquiera denuncia y cualquiera escribe o se instala frene a un micrófono.

Y en el medio, por fortuna, asoman unos cuantos que abren la frontera del conocimiento y dignifican la profesión.

Seguramente con éstos no se mete Bielsa.

Al contrario, el hombre detesta a los otros. A los que, lamentablemente, meten más ruido. Y lejos de informar y otorgar un servicio, hacen daño. Mucho daño.

Mientras tanto, queda claro que la educación y formación arranca en casa, en el seno familiar, se profundiza en la escuela y se cultiva mediante variadas esferas. Entre ellas, a través de los medios de comunicación. Que ante semejante responsabilidad, de ninguna manera podemos hacernos los distraídos. Y, sí, ocupar el rol que nos corresponde.

Quizás allí apunte Bielsa. Y en tal caso, tiene toda la razón.