Bahía Blanca | Miércoles, 24 de abril

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El envión del blanqueo

    La economía acaparó toda la atención en la última semana del año. Por un lado el cambio nada menos que del ministro de Hacienda, la primera baja del gabinete desde que asumió Mauricio Macri. Y a las pocas horas la noticia del blanqueo récord, con 90.000 millones de dólares sincerados, cuando está finalizando la etapa clave pero aún tiene un trimestre más por delante.

    La salida de Alfonso Prat-Gay obedeció mucho más a criterios políticos que económicos. La discusión relacionada con el proyecto de impuesto a las Ganancias terminó de erosionar la ya complicada relación del ministro con la jefatura de Gabinete y en particular con el secretario de coordinación, Mario Quintana, transformado en una persona clave dentro del proceso de toma de decisiones del gobierno.

    Fue este último quien se encargó de llamar a Nicolás Dujovne para ofrecerle el cargo. “Si no asumo como ministro prefiero no aceptar”, le dijo el ahora ya reconfirmado titular de la cartera de Hacienda. Claro que en el camino perdió la secretaría de Finanzas, transformada en ministerio. Allí quedó Luis “Toto” Caputo, un funcionario muy conocido por los inversores y quien tuvo a cargo la negociación con los bonistas para salir del default.

    Aunque recién asumirá la semana próxima, ya quedó bastante claro que Dujovne tendrá como principal tarea seguir los números fiscales día a día y evitar que se desboque el déficit.

    El Presidente Mauricio Macri ya había transmitido a sus ministros la preocupación por evitar cualquier desborde de las metas comprometidas: “No nos podemos pasar del 4,8% comprometido para el rojo de este año. Tenemos que hacer lo que sea necesario para lograrlo”, les dijo a sus ministros a principios de diciembre.

    Así fue como se frenaron pagos clave, por ejemplo en el área de obra pública. Pero casi todos los ministerios tuvieron que recortar gastos, al menos hasta que arranque enero con el objetivo de evitar un impacto fiscal mayor.

    Pero la tranquilidad llegó con los números del blanqueo, que recaudó un total de 82.000 millones y todavía no se conocen los datos de los últimos días de diciembre. Semejante resultado permitirá cerrar el año cumpliendo con la meta establecida para el déficit de este año.

    Así, el blanqueo representa un importante impulso para la economía de cara al 2017, coincidiendo con el recambio de gabinete. No sólo aportará recursos (aunque por única vez) para cerrar las cuentas de este año, sino que también aportará fondos para el arranque del año que viene.

    El Presupuesto aprobado establece una reducción del déficit a 4,2%, nada fácil en un año electoral. Pero los fondos adicionales que se esperan del sinceramiento fiscal podrían ayudar para conseguirlo. La reactivación económica y más cuidado en el gasto público (aún sin la necesidad de grandes ajustes) deberían hacer la tarea algo más fácil.

    El blanqueo, en definitiva, es un envión que recibe la economía sobre el cierre del año. Aporta cierta tranquilidad en un tema más que sensible como es el de las cuentas fiscales. Pero además es una muestra de cierta confianza por parte de los argentinos que ingresaron masivamente en la propuesta realizada por el gobierno, multiplicando lo conseguido por el gobierno de Cristina Kirchner en blanqueos anteriores.

    Ahora está por verse hasta qué punto este impresionante resultado se traduce en mayores inversiones y en mayor confianza por parte de los inversores en relación al proceso que atraviesa el país.