Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

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Se aleja la meta del 17%

Fotos: Archivo La Nueva.

    Apenas transcurrido un mes desde el inicio del año, el consenso es cada vez mayor de que será casi imposible para el Banco Central cumplir las metas de inflación estipuladas para este año. La suba de nafta de enero, el fuerte incremento anunciado para las tarifas de luz (y que será fraccionado en tres meses), el aumento de transporte y de los peajes, además del gas, son los principales ajustes de precios regulados previstos para este año.

    El primer trimestre estará aún lejos de la meta del 17%. Sólo en enero la inflación se habría ubicado cerca de 17%, pero ya en febrero y marzo rondaría el 2%. Por lo tanto, será extremadamente duro cumplir con el objetivo oficial, que precisaría de un incremento del 1,1% mensual como máximo a partir de abril.

    Varias consultoras económicas efectuaron algunas estimaciones respecto a la evolución de la inflación prevista para este año. En el caso del Estudio Bein, mantiene su proyección de 23% desde fines del 2016. Ecolatina estima que el aumento finalmente será de 24%, mientras que Elypsis realiza su estimación con una salvedad. Sostiene que la inflación podría estar en el orden del 20%, pero sólo si se toma la nacional, que tiene un menor impacto del ajuste tarifario.

    La meta estipulada por el titular del BCRA, Federico Sturzenegger, es un piso de 12% a un techo de 17%. Y aclara que la política monetaria estará basada estrictamente en cumplir con dicho postulado. En otras palabras, la tasa de interés se mantendrán relativamente altas hasta que los niveles de precios no confluyan a la meta fijada por el BCRA, al tiempo que la absorción de pesos será elevada con el mismo objetivo.

     Claro que ese corredor inflacionario 12-17% tendría sus vericuetos, o al menos no se puede tomar en forma lineal. Por ejemplo, uno de los conceptos que maneja la autoridad monetaria es el de inflación “núcleo” o “core”, es decir aquella que no toma en cuenta los precios regulados. Básicamente recoge los incrementos de productos como alimentos, bebidas, indumentaria y otros que no están específicamente influenciados por las decisiones oficiales.

De paritarias y ajustes varios

     Otra medición posible, y que será una realidad en 2017, es la inflación nacional en vez de tomar –como sucede actualmente- la evolución de precios de la zona metropolitana. Ya el titular del INDEC, Jorge Todesca, adelantó que en los próximos meses se calculará la variación de precios por regiones, lo que daría lugar al cambio del IPC, o sea el Indice de Precios al Consumidor.

    Como el Central se rige por ese parámetro, desde el organismo estadístico le darán una mano a Sturzenegger para que la inflación esté más cerca de la meta planteada.

    Pero además de los precios regulados hay otros aspectos que también conspiran para obtener el nivel de 17%. Uno de ellos pasa claramente por las negociaciones paritarias.

    Ya hubo distintas advertencias de que resulta inadmisible avanzar con ajustes de 18% para luego esperar la evolución de la inflación y determinar si es necesario un retoque adiconal. Si mayoritariamente los aumentos salariales se ubican por encima del 20%, será más difícil evitar la famosa inflación de costos.

    El otro tema es el componente indexatorio de economías como la Argentina que arrastra muchos años de inflación. ¿Cómo se negocia un alquiler por menos de 20% de incremento, por ejemplo? Ejemplos como estos hay decenas. Esa cultura inflacionaria es un enemigo mucho más silencioso y por lo tanto más difícil de dominar que todo lo demás.