Se acortan los plazos para reactivar

Pablo Wende

     Se terminó el primer trimestre y el repunte de la economía sigue brillando por su ausencia. Aunque el Gobierno distribuye información mostrando una mejora en la contratación de empleo y en las inversiones, para los comerciantes y las industrias la recesión sigue instalada. Y la sensación es que no será fácil dejar la crisis atrás.

     Los nuevos brotes verdes que surgieron a fines del 2016 no se marchitaron, pero tampoco se puede decir que están cerca de florecer.

     Como siempre, el consumo es lo que determina el ritmo de la recuperación. Históricamente los primeros meses del año son complicados y en este caso aún más. No sólo los salarios quedan atrasados en relación a la inflación acumulada, sino que ahora se sumaron los ajustes de tarifas, especialmente la luz, pero también los peajes y el que ya comenzó a implementarse en el gas, aunque en cuotas.

     Pero indudablemente el golpe de gracia fue el plan Precios Transparentes. Comenzó como una movida razonable que buscó transparentar los precios de los productos al contado.

     Sin embargo, la gente ya está demasiado acostumbrada a pagar en cuotas, por dos razones: ganar en capacidad de compra pero sobre todo ganarle a la inflación, ya que los pagos de los últimos meses suelen tener un peso mucho menor.

     Pero la confusión que se generó entre los consumidores y el aumento de los precios con pagos financiados derrumbaron las ventas, especialmente en sectores como indumentaria.

     El impacto fue muy grande en febrero, pero continuó en una medida algo menor en marzo. Así, cualquier atisbo de reactivación quedó eclipsado por esta medida que podía resultar lógica, pero aplicada en un mal momento.

Marcha atrás

     Por orden directa del presidente Mauricio Macri, desde la secretaría de Comercio Interior prácticamente dejaron la iniciativa sin efecto, al autorizar a las marcas a volver a las cuotas sin interés siempre que se hagan cargo de absorber el costo de financiación.

     Con el primer trimestre perdido, que arrojará apenas un signo positivo pero imperceptible, ahora toda la energía está puesta en mover la economía de la manera más rápida posible.

    Desde el ministerio de Hacienda se entusiasman con los datos que muestran que las jubilaciones y los ingresos de los planes sociales por primera vez están positivos en relación a la inflación acumulada. Y lo mismo sucederá en los próximos meses con los salarios, en la medida que la inflación comience a estar más controlada.

     Recuperar el poder adquisitivo de los salarios es clave. Pero a eso buscan inflar el nivel de ingreso a través de agresivos planes de crédito. Algo de eso ya comenzó a verse con las líneas hipotecarias, pero también habrá mucho préstamo personal otorgado por la banca pública.

    Justamente el crédito también se frenó en marzo, lo que jugó en contra de una recuperación más sostenida. La jugada es que se note un repunte también de esta variable desde abril para mejorar las ventas y en general la “sensación térmica”, hoy en el peor momento desde que asumió Mauricio Macri, hace casi quince meses.

     El apuro está relacionado obviamente con los tiempos electorales. No queda en realidad demasiado tiempo, ya que la mira está puesta en las primarias de agosto, que marcarán el clima para la elección de octubre.

     El objetivo es que dentro de tres o cuatro meses ya la reactivación sea mucho más palpable y recuperar el sendero de baja inflacionaria. Ambos efectos conjuntos podrían tener un impacto positivo no sólo en la actividad sino en las expectativas futuras, lo que permitiría recuperar lo que se perdió en los últimos meses.