Bahía Blanca | Sabado, 20 de abril

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La campaña entró en la recta final

La campaña entró en la recta final. Crónicas de la república La Nueva. Bahía Blanca

Probablemente nadie podría asegurar que se trató de un movimiento coordinado. Pero la realidad marca que la celebración de un nuevo aniversario de la Revolución de Mayo sirvió de lanzamiento de la campaña electoral, de cara a las PASO de agosto y las elecciones de medio tiempo del 22 de octubre.

Si bien en la práctica hace tiempo que el Gobierno y la oposición velaban armas para afrontar esa batalla, el dato sustantivo que quedó plasmado es que, en este caso, se trata de encarar la recta final -y la más caliente- en la carrera hacia las urnas.

Cristina Fernández anunció por su lado que si todos en el peronismo deciden encolumnarse detrás suyo, lo que equivaldría a esquivar la puja interna en las primarias de agosto, ella será candidata con el sello del Frente para la Victoria. Casi en paralelo, Sergio Massa y Margarita Stolbizer -aunque no definieron lugares en las grillas, como tampoco si ellos mismos encabezaran las listas- también produjeron su lanzamiento y presentaron en sociedad el frente "1País", detrás del cual se encolumnarán y buscarán que sirva para romper la polarización entre la expresidenta y el actual Gobierno.

Martín Lousteau tuvo a su vez el lanzamiento como candidato en la ciudad de Buenos Aires, y lo hizo apuntando a los faltantes y errores oficiales en la economía, pero con un agregado que, según cree, prenderá en la voluntad de los ciudadanos porteños que podrían no convalidar ciertas prácticas cerradas del macrismo.

Es decir que la suya es una candidatura por afuera de Cambiemos, de la que formó parte hasta no hace mucho y a la que representó como embajador ante los Estados Unidos, porque no lo dejan participar de las internas y enfrentar al candidato del espacio gobernante, que será nada menos que Elisa Carrió.

Por si faltase algo, el mismísimo Mauricio Macri -que ya se ha dicho que no es candidato pero que se cargará la campaña al hombro como si lo fuese, del mismo modo que lo hará María Eugenia Vidal para defender los porotos en Buenos Aires- se sumó al día del lanzamiento colectivo. Fuera del protocolo patrio, disparó con munición gruesa contra jueces, sindicalistas y empresarios que creen que él debe hacer lo que ellos quieran.

Lo escuchaban, para graficar el cuadro, varios centenares de escolares y jubilados de centros carenciados del conurbano. Todo con diferencia de horas y a pocos kilómetros de distancia unos de otros, un 25 de Mayo.

Esa suerte de "múltiple choice" dejó a la vez bien expuesta la que seguramente será la razón central de la campaña, de sus discursos y de sus golpes bajos de aquí a octubre: si es la política, o la economía, la que privará en esos mensajes. Y si el aprovechamiento que hará cada fracción de una u otra opción, o de la inteligencia con que lo plantee, servirá para el objetivo mayor que no es otro que el de captar la voluntad de los votantes.

El partido del Gobierno arranca con el objetivo central de obtener una victoria en las legislativas y encarar con bastante más caudal de aire político la segunda mitad del mandato de Macri y la consiguiente proyección (que una derrota haría trizas) hacia la reelección presidencial en 2019.

La oposición, que ya ha mostrado sus cartas y no precisamente durante los lanzamientos altamente mediáticos del jueves patrio, buscará justamente lo contrario: propinarle al Gobierno una derrota en las urnas que lo deje tecleando y cargado de incertidumbres para lo que vendrá después de ese cuarto domingo de octubre.

Algunos consultores sostienen que esta elección "no define nada" y que no debería constituir un drama el hecho de que Macri y sus huestes salgan derrotados. La historia, al menos la que se escribió en materia de elecciones de medio término desde la restauración democrática en 1983 hasta la fecha, los contradice.

Es menester remarcar que el escenario está cantado: la oposición machacará contra el fracaso de la política económica. Y el oficialismo se apoyará por el contrario en la política, en especial en sellar a fuego en el electorado que lo que se vota en octubre es una opción entre volver al populismo kirchnerista o mirar al futuro de la mano de Cambiemos.

Hay matices que conviene remarcar. En el peronismo, para empezar, Florencio Randazzo ya avisó que quiere internas contra Cristina o el que sea. En el PJ sospechan que aquel "lanzamiento" de Cristina en verdad esconde una trampa. Que es la que le permitiría a la doctora zafar del entuerto y no ayudar ella misma en unas PASO donde todo puede pasar, como que los independientes vayan a votarle en contra, a cavar su propia tumba política.

Como se da por descontado que difícilmente haya "unidad", esa sería la puerta de salida perfecta para un prudente retiro de escena.

En Cambiemos se cuenta un dato de estos días. Sostiene que antes de un nuevo viaje, Jaime Durán Barba dejó en la mesa chica otro de sus mandatos, que contradice a Bill Clinton. Será la política, y el miedo ciudadano a una vuelta al pasado, lo que definirá la elección. Y no si la economía mejora mucho, poco o nada.