Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

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El Santo tuvo su propio domingo de Pascuas ante Liniers: 2 a 0

San Francisco dio la nota de la jornada y logró su primera victoria del certamen. Gastón Mora y Juan Romero, uno en cada tiempo, marcaron los tantos del elenco que conduce Julio Román.

Fabián O. Rodríguez

Farodriguez@lanueva.com

S an Francisco se dio una alegría grande. Con mucho corazón, y pegando en los momentos justos, el elenco que conduce Julio Román se anotó un triunfazo en su cancha ante un desteñido Liniers por 2 a 0.

Pero nada ni nadie le podrá quitar el mérito a los pibes del Santo, que encontraron un tempranero gol con un derechazo de media distancia de Gastón Mora y lo cerraron con una contra letal del indomable Juan Romero.

La rápida conquista del dueño de casa --luego de un tiro libre de Juan Romero que Partal desvió hacia el centro y que Mora capitalizó para clavar un golazo-- lo llenó de obligaciones al chivo, que nunca estuvo cómodo en el partido.

El local propuso el juego de la fricción y la lucha y el visitante entró en ese embudo casi permanentemente.

Sin salida por los costados, se hizo un nudo en la generación del juego.

Para colmo, Mauro Olivi se fue poco después del primer cuarto de hora producto de una lesión.

Con baches en el dominio territorial, la escuadra albinegra tuvo sus opciones de gol, aunque no muy claras. Dambolena manoteó un cabezazo del Turu Martínez y Monzón no tuvo precisión en un zurdazo. Demasiado poco para un equipo con tantas variantes ofensivas.

Ya en el complemento, el chivo se paró más adelante y presionó en la salida, con Nievas empujando a todos sus compañeros.

Pero comenzó a impacientarse y terminó tirando demasiados pelotazos para el superpoblado ataque visitante. Un tiro libre de Monzón picó y dio en el horizontal y Nievas no pudo aprovechar un rebote de Dambolena ante un derechazo de Miralles.

Liniers llenó de centros el área rival y allí emergió la figura Maxi Vallejos, uno con pasado en el albinegro, bien respaldado por el resto de la última línea.

Y cuando se jugaba el cuarto minuto de descuento, Kippes sacó un largo pelotazo para el escurridizo Juan Romero, quien definió con categoría para desatar la locura en el Gustavo Novoa.