Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

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Natación: Andrea Berrino y Federico Rossi capacitan a Bahía Blanca y la región

"El mensaje que damos tiene que ver con nunca bajar los brazos", expresó Berrino, nadadora recordista sudamericana.
Juntos, Federico Rossi (der.) y Andrea Berrino distribuirán sus conocimientos en Bahía Blanca. Un hecho para disfrutar. Foto: Facundo Morales-La Nueva.

   Levantarse, caerse y volverse a levantar. En eso consiste la vida de la nadadora cordobesa Andrea Berrino, de tan sólo 23 años. Y el que conoce su historia --aunque sea superficialmente-- entenderá mejor sus movimientos, su sonrisa genuina y amable ante cada persona que le dirija la palabra.

   Eso se observó en la víspera en el natatorio Julio César Serrani (Rodríguez 43), del Club Olimpo, donde desde hoy se llevarán a cabo las cinco jornadas (ver aparte) que le darán vida a la primera clínica de natación, teórica y práctica, denominada “Formación del nadador a largo plazo”.

   “No conocía Bahía Blanca. Es muy lindo tener este recibimiento”, aseguró Berrino, pronta a recibirse de profesora de Educación Física en el Centro Educativo San Miguel, de Córdoba.

   “Termino este año. La verdad que me gusta mucho toda esta parte pedadógica de las clínicas. Me siento a gusto contándoles a los chicos la experiencia que tenemos con Federico (Rossi)”, confesó la segunda nadadora más rápida de Sudamérica en 50 metros espalda, consagrada en el pasado Mundial de natación (ver aparte) desarrollado a mediados de julio en Budapest (Hungría).

“Me siento un ejemplo”

   “Por cosas que me han pasado en mi vida deportiva, me siento un ejemplo, pero soy muy tranquila. Todo deportista pasa por un montón de situaciones, y es normal en el alto rendimiento que te sucedan y tengas trabas. Pero el mensaje que damos tiene que ver con eso, de nunca bajar los brazos. Es una frase muy armada, pero es verdad”, explicó la cordobesa a quien le diagnosticaron un problema congénito cuando tenía 16 años que le ocasionaba una tendinitis en el hombro izquierdo. Decían que no iba a poder nadar más...

   Cayó. Se levantó. En 2013 se consagró campeona nacional, pero esa temporada una trombosis en la pierna derecha la sacó de la pileta.

   No se detuvo. Se volvió a levantar. Fue al Mundial de Kazan 2015 donde completó una buena actuación que la ilusionó con los JJ.OO. de Río 2016. Se volvió a lesionar...

—¿Qué virtud personal podés destacarte?

   —La voluntad y perseverancia. El seguir pese a todo, porque eso te enseña que cuando las cosas no se dan, no tenés que dejarlas de lado. En el mismo deporte pasa eso. Si vos no te formás y sufrís las situaciones, en la primera carrera que te va mal, chau, dejás todo. Y suele pasar.

   "En ese sentido, la natación es un deporte a contrarreloj. Un día estás arriba, otro abajo. Entonces hay que tratar de estar con los pies sobre la tierra. Sí creerse el mejor al momento de entrenar".

“Fue un Mundial excelente”

   Andrea Berrino no vaciló al realizar un balance del Campeonato Mundial de natación que realizó el equipo argentino en Budapest (Hungría), en julio pasado. Tampoco su nivel personal...

   "Para mí fue excelente porque cumplí con el objetivo para el que fui: las semifinales. No se dio en los 100 espalda, pero bueno, se da esto de cambiar el chip rápidamente cuando no te va como esperabas. Borrón y cuenta nueva. Y realmente eso es muy difícil, pero es así: levantarse, caerse y levantarse", expresó Berrino, quien logró bajar dos veces su marca, en un mismo día. Primero cronometró 27s96/1000 para llegar a las "semis" de los 50 espalda. Por la tarde registró 27s80/1000.

   "A nivel país, a ver...hay torneos en los que estamos más cómodos como selección. Un Sudamericano, por ejemplo. Si bien estamos detrás de Brasil, en un ambiente donde te sentís más cómodo, vas a estar más relajado y confiado. Nos falta consolidar por ahí el tema de que a todos nos vaya bien en el mismo torneo", explicó Andrea, en relación a un conjunto albiceleste que no se destacó demasiado en Hungría.

   Sin embargo, los 23 años de Berrino, los 22 de Macarena Ceballos, los 20 de Santiago Grassi, los 26 de Martín Naidich o los 27 de Federico Grabich, por caso, ilusionan para más de uno.

   "Se vienen más jóvenes también", cerró.