Bahía Blanca | Viernes, 29 de marzo

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El dólar sigue bajando: las claves de su caída

Foto: archivo La Nueva.

   El dólar, esa vieja obsesión argentina, bajó hoy diez centavos en la pizarra de una conocida casa de cambios bahiense y, en la Capital Federal, hizo lo propio, con caídas promedio de tres centavos que dejaron a la divisa estadounidense en sus niveles de noviembre del año pasado.

    Pero, ¿cuáles son las razones para que “el billete verde” se comporte de esta manera?

Pesos y no dólares

   Aunque parezca un mal chiste, los ahorristas, en el contexto actual, prefieren pesos y no dólares.

   Esto porque las tasas de interés que hoy ofrece el sistema financiero —aunque descendieron mucho— siguen resultando atractivas para el ahorrista promedio.

   Prueba de ello es que las colocaciones a plazo fijo se expandieron a razón del 15 % entre febrero y finales de diciembre pasado.

   Y cuando digo atractivas no me refiero a rendimientos esperados (si se comparan con respecto a la inflación, para un pequeño ahorrista, las tasas están por abajo de la evolución de los precios) sino a que el desconocimiento con respecto a otros instrumentos financieros con mejores resultados para los ahorros, hacen que la gente se incline por el tradicional plazo fijo en detrimento de otras alternativas y que, al mismo tiempo, mire menos al dólar.

Los grandes inversores

   Para los grandes inversores (bancos o fondos comunes de inversión) que pueden acceder a instrumentos más sofisticados, como las Letras del Banco Central (Lebacs), con mejores rendimientos reales (es decir, con respecto a la inflación) inmovilizar fondos ociosos en los mismos sigue siendo negocio, aumentando en sus portafolios de inversión la cantidad de instrumentos en pesos con relación a los nominados en dólares. Ergo; demandan menos dólares y más pesos.

El ingreso por "el canal financiero"

   El ingreso de dólares por el “canal financiero”, producto del mayor endeudamiento en moneda extranjera de los sectores públicos nacionales y provinciales y de empresas privadas, se viene incrementando de forma notoria en los últimos meses. Traducido: entran más dólares por deudas nominadas en esa moneda, sube su oferta, baja su precio.

Sin respuesta

   Una última pregunta —para la cual no parece haber respuesta— es cuanto tiempo puede el dólar mantenerse en estos niveles tan bajos, sobre todo, pensando en el riesgo de que el escenario de “desinflación” no se consolide (esto es, no se cumpla la meta inflacionaria del BCRA del 17 %) y, atraso cambiario mediante, se vuelva a mirar al dólar con cariño, apuntalando su cotización.

   Claro que esto dependerá de múltiples factores que escapan a los conocimientos de este humilde cronista.

   Sin embargo, dos datos: los esquemas de metas de inflación, como a los que la Argentina ingresó formalmente meses atrás, tienen como subproducto el atraso cambiario, es decir, un dólar bajo con respecto a la inflación.

     El otro dato —el más inquietante quizá— es que el atraso cambiario nunca se resolvió bien en nuestro país, es decir, siempre se produjo una fuerte disparada del billete verde para volver a equilibrar las cosas.