Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

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Bienvenidas las ciclovías

Se podrán discutir las condiciones de su diseño, algunos comerciantes protestar, muchos automovilistas quejarse, varios vecinos indignarse, muchos políticos ver una oportunidad para hacer política y hasta los propios ciclistas ensayar objeciones. Pero la llegada de las ciclovías a la ciudad no deja de ser un paso adelante en materia de tránsito urbano.

El primer trazado, desde Altos del Palihue hasta calle Montevideo, todavía no se ha habilitado y ya genera discusiones por todos lados. Es “el tema” de cada día en los medios, y las opiniones se suman desde todos los rincones, con o sin argumentos, con más o menos criterio.

Es la clásica discusión posterior de muchos que fueron indiferentes a la discusión previa. Es quizá la necesidad de más divulgación que debería tener este tipo de obras, una clara argumentación técnica basada en sondeos de campo y estadísticas, y una decisión final que, más allá de las objeciones necesarias, pueda sustentarse de la mejor manera posible.

Trazar ciclovías significa reconocer al ciclista como protagonista del tráfico urbano, asumir su vulnerabilidad frente a los otros medios de la calle y darles un espacio, para lo cual se hace necesario restárselo a los automovilistas. Nada de esto se logra sin conflictos.

Una cosa es cierta: diseñar ciclovías no es para cualquiera. En Holanda, donde el 36 por ciento de la gente hace tramos cortos (menores a 7 kilómetros) utilizando bicicletas, tienen un manual de 400 páginas para explicar como debe diseñarse un sistema amigable, seguro y coherente.

“El diseñador tiene que ser capaz de asegurar que las condiciones no pierdan el equilibrio. Una concentración de accidentes es una clara evidencia que falta equilibrio entre la función, la forma y el uso. Los reclamos de los usuarios son una fuente vital de información acerca de sus percepciones en cuanto a la comodidad y seguridad de la obra”, indica el escrito.

Por eso es vital que, más allá de los proyectos planteados, se esté atento a su funcionamiento, a ser abierto a las observaciones y a las respuestas del tráfico. Abiertos a modificar, mejorar o adaptar cada recorrido. Las ciudades contemporáneas exigen dar al peatón y los medios sostenibles de transporte un lugar relevante. No es un error generar ciclovías. Hay que ir perfeccionándolas, hasta volverlas lo más coherentes, útiles y razonables.