Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

Deme dos, tres y cuatro

No es la primera vez que ocurre, aunque por estos tiempos la situación parece haber alcanzado niveles inéditos.

hablamos de la particular situación de los argentinos que viajar a otros países con el solo objetivo de hacer compras de diversos productos, aprovechando que allí los precios se ubican hasta en un 50 por debajo de los del país.

Por miles y miles los argentinos viajan a Chile y Paraguay, desbordando los comercios de esos países para hacerse de electrodomésticos, computadoras, televisores, ropa y cientos de artículos que se consiguen por valores muy por debajo de los que maneja el mercado local.

El fenómeno se verifica además en varios países de Europa, donde se recorren las grandes tiendas de Barcelona, Roma, Madrid o París y se pagan valores notablemente inferiores a los vigentes por estas tierras.

Algunos economistas explican o interpretan esta situación que no deja de ser curiosa. Ariel Barraud, por caso, mencionó que el hecho responde a factores como las diferencias de aranceles de importación y la elevada presión fiscal e impositiva en Argentina.

Para la Fundación Mediterránea (IERAL), entidad que analiza toda clase de cuestiones económicas de Latinoamérica, las causas que alientan a practicar el turismo de compras en países vecinos radican en las cargas laborales, la presión impositiva y el encarecimiento de los costos de logística en nuestro territorio.

“El problema no pasa por el salario promedio de los trabajadores en los países vecinos sino porque las cargas laborales que deben enfrentar los empresarios en nuestro país son 60 por ciento superiores al promedio vigente en Latinoamérica. En cuanto a lo que sucede en Chile, la explicación pasa por un sistema logístico mucho más eficiente, lo cual se traduce en reducción de costos y precios”, mencionan.

Lo cierto es que este tipo de situaciones, de pasar a los países limítrofes o regresar de Europa con valijas cargadas de indumentaria, resultan llamativas y alarmantes.

Sea porque hay una realidad de mercado que se debe corregir, sea porque hay ajustes pendientes, sea porque se tiene una estructura laboral e impositiva inconveniente.

Lo cierto es que, como muchos recordamos, nunca el “deme dos” terminó de buena manera en estas tierras.