Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

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Los olivares del Hospital Penna

El hecho puede parecer menor, pasar desapercibido, y algún que otro lector preguntarse si amerita tener la difusión que tiene. Sin embargo, muchas veces acciones que pueden parecer menores dan cuenta de una postura, de una voluntad, de un espíritu relevante.

Es el caso de la decisión de las autoridades del Hospital Penna de iniciar la recuperación y explotación de un pequeño bosquecillo de olivares existente en el predio que ocupa el establecimiento, recostado sobre calle San Lorenzo, y, al decir de los entendidos, formado por plantas que orillas los cien años.

Realizadas las primeras actuaciones, y con el apoyo de la finca La Comarca, con plantaciones y fábrica en Coronel Dorrego, se determinó que el mismo es completamente explotable y que, con un adecuado plan de recuperación y puesta en valor, en tres años podrá estar en condiciones de ser aprovechado la totalidad de sus frutos -aceitunas- para la elaboración de aceite de oliva.

La semana anterior, los propios directivos del hospital y un grupo de voluntarios procedieron a realizar una primera cosecha.

Las aceitunas fueron procesadas en las instalaciones de La Comarca y a los pocos días se logró una interesante cantidad de botellas de 1/4 litro, con un producto de excelente calidad.

El destino de la mercadería es puntual: será utilizada en la elaboración de comidas para los pacientes, así como para el comedor de los trabajadores del establecimiento.

Hasta se puede pensar, aun cuando no es su destino principal, en una eventual comercialización para obtener fondos para el hospital.

La actividad recupera una actitud que supo tener el hospital en sus comienzos, allá por la década de 30, donde disponía de una huerta y plantaciones varias, de las cuales se obtenían muchos de los productos alimenticios que se utilizaban en el lugar, tal el caso de parrales que aportaban uvas en cantidades notables.

La puesta en productividad de los olivares da cuenta de la voluntad del establecimiento de potenciar sus condiciones de sustentabilidad, es decir, tratar de disponer de la mayor cantidad de recursos propios para su sostenimiento.

Por eso aquello de que un gesto que puede parecer menor -el de recolectar aceitunas y producir aceite- es un símbolo de un objetivo mayor, ponderable y que gratifica.