Bahía Blanca | Viernes, 29 de marzo

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Prematura lectura preelectoral

El peronismo unido jamás será vencido, pero como hay un 99% de chances de que vaya a las PASO separado, se lo pueden devorar los de afuera. Cristina (o quien ella decida) y Randazzo se disputarán la torta pejotista, aunque Massa, desde su propia filial, también quiere mordiscón.

Cristinistas y randazzistas intentarán explicar que no son lo mismo. Igual que el massismo. Pero el pasado los muestra como a Temer, Lula y Dilma en Google. Todos juntos. La gran diferencia es que los ultra K proponen volver a lo que conocimos y los otros nos dicen que son buenos por conocer. Algo es algo.

A Cambiemos le sienta cómoda esa disputa ajena para esconder incomodidades propias. La estrategia es obvia: todos ellos son el pasado, nosotros el futuro. Un año y medio después, el oficialismo encuentra más méritos en las comparaciones que irritan al argentino medio que en los logros propios. La crisis aprieta. Así y todo, el que no votó FPV en 2015, ni loco lo vota ahora. En las urnas, el rechazo pesa tanto o más que el amor.

La bomba de tiempo para la coalición gobernante es Carrió. Siempre rescata a Macri, pero siempre le ataca a los alfiles. Lilita jura que no romperá Cambiemos, aunque el historial no la favorece. Todos sus matrimonios políticos terminaron en divorcio. La paradoja es que en imagen pública sube. El presidente lo sabe y, hábil, la usa de lanza y escudo.

¿Cómo se cocina este guiso en la cazuela local? En el PJ-FPV habrá PASO entre randazzistas (los más sólidos, con Feliú a la cabeza) contra el resto del mundo: kirchneristas puros, conversos y adherentes de ocasión distanciados del diputado provincial. El legislador se enfrenta al dilema de Pirro. Si se da la lógica, con él victorioso en agosto aquí abajo y Randazzo derrotado en lo alto, octubre lo mostrará en la misma boleta que Cristina o su subrogante. ¿Podrán hablar el mismo idioma? ¿O cambiarán de interlocutores? Todo, aún, es prematuro.

El oficialismo prepara listas de unidad. Moirano, Nardelli y Gay tienen la lapicera y verán qué lugar le hacen a sus socios de la UCR y Coalición Cívica. Ante la ausencia de apellidos pesados, aspiran a que la marca Cambiemos desate otra ola amarilla. Difícil, no imposible.

El Frente Renovador-GEN es de lo más intrincado. Demasiados aspirantes, pocos lugares. Todo indica que, por lo menos en el renglón de concejales, habrá primarias. Salaberry y el linarismo por un lado, los gremialistas del FR por el otro. Una foto todos juntos sería una pieza de colección.