Bahía Blanca | Miércoles, 24 de abril

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Los agentes migratorios endurecen controles en EE.UU.

Con más poder concedido por el presidente Donald Trump, arrestan a los inmigrantes en sitios inusuales.
Las manifestaciones por la política migratoria de Trump se suceden en Estados Unidos.

Agencia AFP-NA

En la puerta del refugio de una iglesia, dentro de un tribunal o tras un acto contra la deportación: los arrestos de indocumentados en lugares considerados “sensibles” se multiplican en Estados Unidos, mientras crece la indignación y el temor de activistas e inmigrantes.

Aunque no ha habido deportaciones masivas desde la investidura de Donald Trump hace poco más de un mes, el temor crece porque ICE, la agencia migratoria estadounidense, recibió crecientes poderes para detener indocumentados. Y los está usando.

El último caso concierne a la argentina Daniela Vargas, de 22 años, que llegó de niña a Estados Unidos y fue detenida el miércoles tras hablar públicamente contra la deportación en un acto en Jackson, Mississippi.

Cuando hace dos meses agentes migratorios llegaron a su casa para arrestar a su padre y a su hermano, también indocumentados, Daniela consiguió escapar escondiéndose en un ropero.

“Es alarmante que el ICE la haya seguido desde una conferencia de prensa sobre inmigración”, escribió en su cuenta Twitter el senador demócrata Ricard Durbin.

Vargas llegó a estar protegida por el DACA, un decreto firmado por el expresidente Barack Obama en 2012 que impide que los niños traídos por sus padres ilegalmente a Estados Unidos y que han crecido aquí sean deportados, y al que se acogieron unos 750.000 jóvenes Dreamers, como son llamados.

Pero lo dejó expirar, y aunque estaba en trámites para renovarlo, ICE quiere deportarla sin darle el derecho a una audiencia con un juez migratorio, denuncian sus abogados.

Trump ha tenido un discurso contradictorio sobre los jóvenes con DACA. En la campaña insistió en que no estaba dispuesto a darles una “amnistía ilegal”, pero luego suavizó su discurso y prometió tratarlos con un “gran corazón”.

Envalentonados tras el nuevo decreto de Trump que amplía su poder para arrestar y deportar inmigrantes -por ejemplo a sospechosos de cometer delitos que no han sido formalmente acusados-, agentes migratorios han detenido indocumentados que buscaron refugio en un gélido día en una iglesia de Alexandria, en Virginia, y a una mujer que fue a denunciar un caso de violencia doméstica dentro de un tribunal de El Paso, en Texas.

También entraron a chequear los documentos de los pasajeros en un avión que acababa de finalizar un vuelo doméstico y aterrizó en el aeropuerto JFK de Nueva York.

“Hay ciertamente una actitud más agresiva de los agentes migratorios, ya que sienten que ya no tendrán que rendir cuentas si tienen como blanco áreas sensibles como iglesias y escuelas”, dijo César Vargas, el primer abogado que se declaró públicamente indocumentado.

“Trump ha dado a los agentes un cheque en blanco para hacer lo que les parezca”, añadió Vargas, quien defiende una reforma migratoria.

Contactos con Rusia: en defensa de Jeff Sessions

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dijo ayer que su fiscal general, Jeff Sessions, pudo ser “más preciso” en sus respuestas sobre Rusia en el Senado pero que fue “inintencionado” y que “no hizo nada malo”.

“Jeff Sessions es un hombre honesto. No hizo nada malo. Podría haber respondido de forma más precisa, pero claramente no fue intencional”, dijo el presidente en una cadena de mensajes en su cuenta de Twitter.

Sessions, entonces senador y asesor de la campaña presidencial de Trump, se reunió dos veces con el embajador ruso en Washington, Sergei Kislyak, en los meses previos a los comicios y en plena tormenta por la supuesta injerencia rusa en las elecciones presidenciales entre Trump e Hillary Clinton.