Bahía Blanca | Miércoles, 24 de abril

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Por primera vez desde 2002, bajó la presión tributaria

El indicador alcanzó su pico más alto en el último año del kirchnerismo y 2016 fue un claro punto de inflexión que, considerando un año electoral, difícilmente se consolide en 2017.
Pese a la reducción, diferentes sectores reclaman por una reforma fiscal que alivie la carga impositiva que pesa sobre los consumidores y las pymes.

Agencia DyN

La presión tributaria entre impuestos nacionales y provinciales pasó de representar 32 por ciento del PBI en 2015 a 31,4% el año pasado, con los cambios dispuestos por el nuevo gobierno, aunque si se descuenta el blanqueo de capitales, ese porcentaje se reduce a 30,1 por ciento, estimó un informe de la consultora Ecolatina.

Así, la firma de asesoría económica y financiera destacó que la presión impositiva "bajó por primera vez desde 2002, a contramano del crecimiento constante registrado en los últimos años producto de la incorporación de nuevos tributos, la falta de actualización de las escalas impositivas en un contexto de elevada inflación, y el crecimiento en las alícuotas".

Ecolatina consideró que la presión tributaria "continúa en niveles muy elevados", al tiempo que advirtió que "aún es insuficiente para financiar el gasto".

El informe indicó que "en 2015 se registró una presión tributaria récord: alcanzó 32% del PBI, trepando casi 14 puntos porcentuales respecto a 2002, cuando tocó 18,4%".

"La presión tributaria se retrajo en 2016, mostrando la primera reducción desde 2002.

"De todas formas, la estructura impositiva continúa teniendo las mismas características negativas previas: es distorsiva, regresiva, elevada en impuestos indirectos, al comercio y al trabajo, y reducida en el gravado de las propiedades y rentas", afirmó.

El análisis planteó también que la necesidad de reducir el déficit fiscal "le impone límites al gobierno a la hora de profundizar la baja de la presión tributaria".

"El gobierno nacional espera lograr un rojo primario de 4,2% del PBI, que, si bien es casi 1 punto porcentual del PBI más elevado que la meta anunciada inicialmente, implica una reducción frente al resultado del 2016.

"Lo cual no será sencillo de conseguir ya que este año es electoral y los recursos adicionales provenientes del blanqueo serán significativamente menores. Por ello, el margen para bajar la presión tributaria es mínimo", evaluó.

Asimismo, la consultora advirtió que la presión tributaria "pese a su elevada magnitud, aún es insuficiente para financiar el gasto (la recaudación sin blanqueo sólo cubrió 72% del gasto primario en 2016)".

En este contexto, Ecolatina sostuvo que "para este año no se esperan cambios significativos en la presión tributaria, pero se estima que las provincias reciban una mayor porción de los ingresos recaudados".

"Si bien esto es positivo debido a la mayor federalización de los recursos, esto se hace a costa de un menor financiamiento del sistema previsional (Anses).

Señaló que la situación se podría compensar "con rentas generales pero la manta es corta ya que se da un marco de elevado déficit fiscal", concluyó.

Argentina ostenta una presión fiscal comparable a la de algunos países desarrollados, aunque con claramente menor calidad de servicios públicos.