Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

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Neymar salió de la sombra de Messi

A traído por los millones que comenzó a embolsar ni bien puso un pie en París y por la legítima ambición de construir su propia gloria deportiva, Neymar decidió finalmente cerrar su ciclo con el Barcelona después de cuatro temporadas.

El PSG, club en el que fue recibido con todos los honores y calurosamente ovacionado por la afición en el Parque de los Príncipes, se aseguró días atrás los servicios del delantero brasileño hasta 2022 luego de abonar la astronómica cifra de 222 millones de euros estipulada en su cláusula de rescisión.

Esta transferencia, la más costosa de la historia del fútbol mundial, cambió el escenario. De algún modo o de varios, movió la estantería de la élite europea. Un nuevo rico de la quinta Liga de la UEFA (detrás de España, Inglaterra, Italia y Alemania), al amparo del dinero proveniente de la Qatar Sports Investments, fue capaz de arrebatarle a una de las entidades más exitosas de la última década a una de sus principales figuras.

También sugiere un duro golpe para el torneo español, el mejor en términos de resultados conseguidos en las más recientes competiciones continentales. Al punto que sus representantes se alzaron con 7 de las últimas 12 ediciones de la Champions, más 8 Europa Leagues desde 2003.

Neymar se fue del Barsa tras haber ganado 10 títulos (1 Champions, 2 Ligas locales, 3 Copas del Rey, 1 Mundial de Clubes, 1 Supercopa de Europa y 2 Supercopas de España) y haber integrado, además, uno de los más calificados tridentes que se recuerden junto a Lionel Messi y el uruguayo Luis Suárez.

La consagrada y patentada MSN dejó su huella en 121 partidos, con 298 goles. Una marca sin dudas estratosférica y muy difícil de repetir con los años.

Infructuosos fueron los esfuerzos de los catalanes para retener al atacante paulista. Jugadores y dirigentes intentaron convencerlo para que siguiera, pero en las dos semanas que duró la novela de su traspaso, Neymar asumió que era momento de plantearse otros desafíos abandonando el confort de un equipo tan prestigioso como el Barcelona.

Aunque no lo reconozca públicamente, uno de los motivos primordiales de su alejamiento fue salir de la sombra de Leo Messi. Íntimamente, Neymar sabe que mientras se alineara al lado del astro argentino, jamás alcanzaría la cima. Ni siquiera en las jornadas de mayor de brillo personal.

En el conjunto francés tendrá, ahora, la chance de convertirse en el máximo referente. De alcanzar un rol preponderante y ser el líder como sucede en la selección de Brasil. Usará la “10” por una gentileza de Javier Pastore, estará rodeado de sus amigos (Dani Alves, Marquhinos, Thiago Silva y Lucas Moura) y de otras muy destacadas individualidades, con el respaldo de una abultada billetera y los retos que depara tratar de obtener los títulos que el PSG necesita para concretar su ansiado despegue en el plano internacional.

Con ese panorama, Ney espera dar el paso de calidad que aún le resta para discutir mano a mano con Messi y Cristiano Ronaldo la posibilidad de atesorar el Balón de Oro por primera vez en su trayectoria.

A su alrededor, el técnico Unai Emery deberá indefectiblemente absorber la presión que significa dirigir un plantel sumamente cotizado y considerado de antemano como uno de los firmes candidatos para adueñarse de la “Orejona” 2017-2018.

Sin contar a Philippe Coutinho y el chileno Alexis Sánchez, por quienes se iniciaron gestiones y podrían gastarse otros 300 millones de euros, el PSG hoy formaría con Trapp; Dani Alves, Marquinhos, Thiago Silva, Kurzawa; Rabiot, Verratti; Di María, Draxler, Neymar y Cavani. Nada mal para sostener sus aspiraciones futuras.

Incluso, como alternativas, quedarían Pastore, Blaise Matuidi, Thiago Motta y Hatem Ben Arfa, entre otros jerarquizados futbolistas que integran la estelar plantilla de los parisinos.

La apuesta de Neymar, igualmente, no deja de ser un riesgo para su carrera. Su rendimiento, los hechos y el tiempo lo dirán…