Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

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Singular propuesta para recuperar un edificio con valor patrimonial

La comuna deberá analizar un proyecto para levantar un edificio sobre un inmueble que supo tener un lugar destacado en Bahía Blanca, aunque desde hace varios años se encuentra prácticamente en estado de abandono.
La proyección de cómo quedaría la obra.

Mario Minervino

mminervino@lanueva.com

Con una propuesta completamente novedosa, un grupo de inversores locales buscará presentar a consideración de la Municipalidad su idea de construir una torre de 20 pisos en la esquina de la avenida Colón y Brown.

Hasta ahí un emprendimiento que no debiera llamar demasiado la atención, en una ciudad donde cada año se multiplican los emprendimientos edilicios en altura.

Lo particular en este caso lo conforman al menos dos de sus componentes. Por un lado, su destino: servir como hotel boutique para adultos mayores. Por otro, la idea de utilizar como zócalo de la obra a un inmueble incluido en el registro arquitectónico patrimonial de la ciudad, el cual cumple una década sin destino ni uso de ninguna clase.

La base está

El edificio que se pretende intervenir tuvo históricamente destino de hotel, más allá de que entre sus últimas utilizaciones --acaso la que quedó más grabada en la memoria colectiva-- estuvo la de servir como Centro de Compras.

Lo cierto es que el bien lleva diez años desocupado, sin que se logre concretar una operación que permita su compra o alquiler para acoger algún tipo de emprendimiento.

Las inmobiliarias que lo han tenido para su comercialización han manifestado que se trata de un espacio por demás singular y que, más allá de algunas consultas, no han logrado recibir ofertas concretas.

El edificio fue construido en 1909, diseño del arquitecto Alberto Coni Molina y la mano de obra de la empresa de Nicolás Pagano.

Propiedad de la compañía de Seguros La Previsora, allí se instaló el hotel Sudamericano, "el más lujoso del continente". Cambió de manos varias veces (fue Gran Hotel Atlántico, Hotel Atlántico y Ocean Hotel) hasta su cierre a fines los 70. Adaptado a usos comerciales lleva una década desocupado.

La nueva obra

En 2000, el arquitecto británico Norman Foster, uno de los más influyentes de las últimas décadas, perforó un histórico edificio de líneas art déco de Manhattan, en Estados Unidos, para que desde su interior naciera una torre de 182 metros, resuelta con hierro y vidrio.

El inmueble original, de 6 plantas, fue completamente vaciado, quedando sus muros perimetrales y reconvertido su interior en un amplio vestíbulo.

No era la primera vez que se combinaba de esa manera un edificio antiguo con uno contemporáneo, pero que haya sido Foster el que definió ese planteo ubicó la discusión en otro nivel, avalando a una intervención de ese tipo en determinados casos urbanos.

En el caso local se pretende reconvertir la planta baja existente en un conjunto de locales comerciales, mientras que la torre emergerá retirada de la línea municipal, lo cual atempera un impacto que es habitual encontrar en la ciudad, donde, de manera casi agresiva, los edificios en altura se ubican sobre esa línea.

Es además una alternativa para un edificio que no está en condiciones de responder al uso con el cual fue concebido, en una esquina emblemática del microcentro y que debe remontar su condición de "intocable" por el valor patrimonial.

El proyecto será, sin dudas, punto de partida de varias opiniones y visiones sobre el tema, en una ciudad que necesita seguir creciendo sin resignar sus referencias históricas.