Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

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Dos lugares conflictivos para el tránsito esperan una respuesta

El crecimiento de la ciudad trae aparejado un fuerte incremento vehicular. Algunos sectores de Bahía Blanca soportan congestionamientos prácticamente todos los días, en especial en los horarios pico. Posibles soluciones.
Las larguísimas filas en Cabrera antes de llegar a Fortaleza Protectora. El semáforo no da respuestas adecuadas.

Mario Minervino

mminervino@lanueva.com

Pasan los días, los meses, los años y el tráfico vehicular se complica cada día más en la ciudad, con diseños de circulación incapaces, en muchos casos, de dar una respuesta certera.

Dos puntos que grafican esta situación se ubican en las avenidas Alem y Cabrera.

Un caso es Alem y Córdoba, en el acceso al parque de Mayo, donde se genera una importante fila de vehículos como consecuencia de una semaforización inadecuada, que permite pasos y giros, con duraciones que poco tienen que ver con el flujo vehicular de cada calle.

Los mapas de accidentología elaborados por el municipio y el GIECOV (Grupo Interdisciplinario para el Estudio de la Colisión Vial de la Universidad Nacional del Sur) lo señalan como uno de los de más accidentes viales.

Por eso Ingeniería de Tránsito municipal está trabajando en el anteproyecto de una rotonda, considerada la mejor respuesta para esa intersección. Desde ese área se confirmó la iniciativa, reconociendo que la semaforización no contribuye a resolver la conflictividad. "Un semáforo sirve para controlar el flujo de circulación, no estas situaciones", indicaron.

El modelo es similar al implementado en Cabrera y Pilmaiquén, semaforizado hasta hace un par de años. Era escenario de repetidos accidentes y un verdadero tapón a la fluidez vehicular. La rotonda fue una solución simple y efectiva.

También se analiza la posible demolición del cantero construido en Alem, entre San Juan y Córdoba, decisión que dependerá de un censo vehicular para establecer si esa construcción conspira contra el tránsito.

Cabrera y Fortaleza Protectora Argentina, en tanto, conforma un tapón de acceso a la ciudad. En horas pico, cada vez más extensas, se forman filas de más de cien metros, con lo cual llegar al verde demanda hasta tres cambios de luces del semáforo. Además el aparato está mal diseñado y posee tiempos de rojo que no habilitan a nadie.

Para este caso, la solución, según mencionó a este diario el doctor Pedro Silberman, titular del GIECOV, es colocar semáforos inteligentes. Esto es: capaces de establecer su duración de verde de acuerdo con la demanda de la calle.

Lejos de ser esta solución cara o compleja, puede resultar mucho más simple de lo que se piensa.

Así lo explicó a este diario el ingeniero Daniel Patiño, investigador del Conicet y miembro del Instituto de Automática de la Universidad Nacional de San Juan.

Patiño diseñó, junto a un calificado grupo de trabajo, un dispositivo capaz de ser agregado a los semáforos tradicionales, para convertirlos en inteligentes.

"La intervención es simple y de bajo costo: consiste en cambiar su placa o controlador por otro diseñado para recibir la información generada por unos sensores que se colocan en el pavimento", explicó.

Añadió que a pesar de lo práctico del sistema, pocos municipios lo instrumentan. "Tenemos consultas, pero notamos que no se deciden a incorporar esta tecnología hasta que la situación es crítica. Creemos que además existe una presión de los proveedores de artefactos tradicionales", indica.

El profesional aseguró que modificar un semáforo es una tarea de 15 días. "Nuestro sistema no exige además una central de control ni personal de monitoreo. Se va adecuando a las exigencias del momento de manera automática. Según el flujo, toma decisiones", finaliza.