Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

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Narcotráfico: "Argentina endureció su discurso porque se encendieron alertas"

Ricardo Ravelo Galó escribió 8 libros sobre los cárteles, el crimen organizado, el narcopoder y la corrupción en México.
“La efedrina que proviene de la Argentina es más barata”, dijo el escritor mexicano.

Redacción de La Nueva. / info@lanueva.com

   Escribió 8 libros sobre los cárteles, el crimen organizado, el narcopoder y la corrupción en México y es periodista desde hace más de 20 años en el Distrito Federal, con acceso directo a la Procuraduría General de la República.

   Ricardo Ravelo Galó es palabra autorizada para analizar la problemática del narcotráfico y la relación entre su país y la Argentina, después de la operación Bobinas blancas de acero, que sacudió a todos, especialmente a los bahienses, por el secuestro de casi 2,5 toneladas de cocaína.

   El autor de “Los capos: las narco-rutas de México”, “Crónicas de Sangre, cinco historias de los Zetas” y “Osiel: vida y tragedia de un capo”, entre otros, fue entrevistado por “La Nueva.”.

   -- ¿Alguno de los nombres mexicanos que se mencionan en la operación Bobinas blancas es “conocido”?

   --Ninguno de ellos ha sido mencionado, hasta ahora, por los medios de comunicación y tampoco ha trascendido información en investigaciones que lleve a cabo la Procuraduría General de la República (PGR) en México. Seguramente se trata de criminales que actúan fuera del país, principalmente, y cuyo auge se dio precisamente durante el sexenio pasado, el de Felipe Calderón, en cuyo período gubernamental el crimen organizado mexicano se internacionalizó, desplazando, incluso, a los colombianos que, por décadas, tuvieron la hegemonía en el tráfico de drogas.

   –-¿En qué situación está Michoacán?, ¿es uno de los estados más violentos?, ¿se atomizó el manejo del narcotráfico en esa región?

   –-En Michoacán -estado considerado como la puerta de entrada en la ruta del Pacífico– no existe un cartel con su nombre. Ahí operan 4 carteles: Sinaloa, el Cártel de Jalisco Nueva Generación, Los Caballeros Templarios y La Familia Michoacana. Este último grupo está venido a menos y se ha ido fusionando con otros. De estos cuatro, los más boyantes son el cartel de Sinaloa y el de Jalisco, rivales ambos. Ese estado, localizado a unas 4 horas del Distrito Federal por carretera, es uno de los más disputados porque en sus costas arriba gran parte de la droga de Centro y Sudamérica. La efedrina que se manda de Argentina es una de las más codiciadas y arriba por vía marítima al puerto de Lázaro Cárdenas. De igual forma, por mar, llega cocaína y otros precursores químicos para elaborar drogas sintéticas. Y se podría decir que en Michoacán convergen casi todos los cárteles, porque ahí se abastecen. Todos los municipios de Michoacán están controlados por esos carteles, los jefes del narco son los que financian campañas políticas y luego exigen a las autoridades municipales que les paguen con impunidad. Hace 2 años el gobierno federal puso en marcha un plan de expulsión de narcos en Michoacán. El artífice de esa estrategia fue el general Óscar Naranjo -fue director de la Policía Nacional en Colombia- y se crearon los grupos de autodefensas. En realidad esto no funcionó porque las autodefensas fueron infiltradas por el narcotráfico. Michoacán es actualmente uno de los estados más violentos del país, junto con Guerrero. Ahí operan unas 300 células del crimen organizado, se trata de grupos familiares que tienen poder politico, pues sus miembros han sido alcaldes o regidores en los ayuntamientos, lo que ha detonado el fenómeno de la narcopolítica.

   –-¿De qué manera cambian las “rutas” en México?

   –-Los grandes cargamentos puedan moverse por vía martíma, aérea y terrestre. En lanchas rápidas, buques cargueros y cruceros. La aviación comercial es muy socorrida. Cada vez se abren más rutas que marcan destinos como Tijuana-Distrito Federal-Bogotá o Caracas-La Habana-Tijuana. Todo esto es muy exitoso para los cárteles, porque tienen el control de las policías. En México, el 90% de las policías están en connivencia con el crimen organizado. También se advierten infiltraciones en el Ejército y en la Marina.

   –-¿El narcotráfico mexicano busca asentarse definitivamente en la Argentina? Si es así, ¿por qué?

   –-Sin duda que opera en la Argentina y todo el Cono Sur. De allá viene a México la efedrina, la cual se importa de Asia y Alemania. Pero se sabe que la que proviene de la Argentina es más barata. Los grupos criminales eligen esos países por varias razones. Es el caso de México también. Y tiene que ver con la porosidad de su marco legal, existen leyes contra el crimen organizado muy endebles, sin dientes le llaman. Otra razón por la que se eligen países como la Argentina es que su clase gobernante es proclive a la corrupción y eso, para el crimen organizado internacional, es valioso. Estudian muy bien los marcos legales y la infiltración de su clase gobernante y así eligen si es factible emprender una red de negocios, con tráfico de drogas y lavado de dinero vía otros negocios, como la construcción y bienes raíces. Y para ellos es una mina de oro cuando tienen una clase política capturable. El cartel de Juárez operó en Argentina en los '90. También en Chile y Uruguay. Estaba encabezado por Amado Carrillo, El Señor de los cielos, que se mudó a la Argentina cuando era perseguido. Luego se dijo que murió, lo que nadie ha creído hasta la fecha.

   –-¿Cuáles son los cárteles que operan en la Argentina?

   –-Hoy es el cártel de Sinaloa el que opera en la Argentina. El país fue refugio de “El Chapo” Guzmán antes de ser detenido, vivió en la Argentina y lo que se sabe es que ese grupo criminal adquirió activos en Punta del Este y en la compra de empresas para lavar dinero de la droga. También existen intercambios de armas por droga. Otro es el cártel de Jalisco, quizá el segundo más importante y que creció mucho en los últimos 5 años. En los '90, el cártel de Tijuana tuvo presencia en la Argentina. Podría decir que, al menos, serían 4 cárteles los que operan desde allá, pues siempre tienen la necesidad de mover activos, armas y droga desde esa región.

   –-¿Cree que la Argentina puede terminar como México o Colombia?

   –-Cualquier país puede llegar a niveles de crisis como las de México y Colombia. Quizá la respuesta al endurecimiento del discurso oficial en la Argentina, con respecto al crimen organizado, es porque se han encendido ciertas alertas que dan cuenta de una mayor presencia criminal en el país y se debe combatir. El problema empieza cuando el narcotráfico o el crimen organizado inicia su labor de infiltración, que es sigilosa, pues saben que infiltrando a la clase política paralizan al Estado. Luego se apropian de la estructura de las policías, con corrupción y violencia. Una vez que tienen controlado al Estado, nadie los detiene porque ellos se seguirán alimentando de ese fenómeno que se llama El Estado fallido, la estructura de poder que no tiene capacidad de respuesta porque está atrofiada. Y si el gobierno contribuye abandonando su labor social, pues el crimen organizado aprovecha esos vacíos de poder, esa distancia entre sociedad y gobierno y empieza a ganarle adeptos a la clase gobernante. Hasta que llega el momento en que gran parte de la sociedad deja de creer en sus gobernantes porque el crimen organizado, disfrazado de empresa social, gana esos espacios. Y cuando todo eso ocurre, los presidentes de los países pierden poder al perder su fuerza social y pasan a ser, en el mejor de los casos, una suerte de gerentes de mafiosos, figuras decorativas.

Ser periodista en México es una profesión de riesgo. Y ni hablar si el periodista escribe sobre narcotráfico y la connivencia con el poder político. En una década murieron más de 40 reporteros y casi todos los casos están impunes.
¿Cómo hace Ricardo Ravelo Galó? “Mucha gente se pregunta si uno busca que lo maten. Me mueve una pasión que hace desaparecer el miedo, porque el miedo atrae el peligro”, explicó. 
“El oficio me apasiona y cuando un ser humano encuentra la razón para vivir, también ha encontrado la razón por la que vale la pena morir”, reforzó.
Ravelo Galó vive en el Distrito Federal y, debido a las 3 amenazas de muerte que sufrió, cambió sus hábitos: “Salgo poco y trato de no estar mucho en lugares públicos de riesgo. No voy a bares ni a centros nocturnos. Tengo un círculo de amigos estrecho. Con mis fuentes interactúo más. Las actividades que hago siempre son de día. Hacia las 7 de la noche se acaba mi actividad de trabajo y me guardo en casa. La vida cambia cuando se está en una tarea difícil”, afirmó.
Aclaró, casi como paradoja, que no cuenta con seguridad personal: “La mayor protección es no tenerla. Cuando el narcotráfico o la clase política infiltrada deciden eliminar a alguien lo hacen. Y hay razones: el 80% de las estructuras de seguridad están infiltradas. Tener protección es invitar al enemigo a casa”, explicó.

“Salgo poco y trato de no estar mucho  en lugares públicos”

   Ser periodista en México es una profesión de riesgo. Y ni hablar si el periodista escribe sobre narcotráfico y la connivencia con el poder político. En una década murieron más de 40 reporteros y casi todos los casos están impunes.

   ¿Cómo hace Ricardo Ravelo Galó? “Mucha gente se pregunta si uno busca que lo maten. Me mueve una pasión que hace desaparecer el miedo, porque el miedo atrae el peligro”, explicó. 

   “El oficio me apasiona y cuando un ser humano encuentra la razón para vivir, también ha encontrado la razón por la que vale la pena morir”, reforzó.

   Ravelo Galó vive en el Distrito Federal y, debido a las 3 amenazas de muerte que sufrió, cambió sus hábitos: “Salgo poco y trato de no estar mucho en lugares públicos de riesgo. No voy a bares ni a centros nocturnos. Tengo un círculo de amigos estrecho. Con mis fuentes interactúo más. Las actividades que hago siempre son de día. Hacia las 7 de la noche se acaba mi actividad de trabajo y me guardo en casa. La vida cambia cuando se está en una tarea difícil”, afirmó.

   Aclaró, casi como paradoja, que no cuenta con seguridad personal: “La mayor protección es no tenerla. Cuando el narcotráfico o la clase política infiltrada deciden eliminar a alguien lo hacen. Y hay razones: el 80% de las estructuras de seguridad están infiltradas. Tener protección es invitar al enemigo a casa”, explicó.