Bahía Blanca | Viernes, 29 de marzo

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Hugo Arana, en un desafío para su carrera

En el filme “Delicia”, el actor protagoniza a un no vidente. “Es una historia de dos soledades”, dijo.
El consagrado actor argentino aseguró que “Delicia”, donde trabaja con Beatriz Spelzini , es un film “sencillo y muy tierno”.

Delicia, de Marcelo Mangone que se estrena próximamente en nuestra ciudad, presenta la historia de amor entre dos personas en la última etapa de su vida y en la que Hugo Arana interpreta a un ciego, papel que resultó un “desafío” para el experimentado actor.

Amado (Arana) es un ciego septuagenario viudo, que trabaja en un alberge transitorio como conserje, y que se reencuentra con su hija debido a la enfermedad de su nieto.

En medio de ello, al pueblo donde vive llega Delicia (Beatriz Spelzini), una enfermera renga que de a poco, y a raíz de unos simpáticos desencuentros, se convierte en su nuevo amor.

“Es la historia de dos soledades. Es una película sencilla y muy tierna. Con muchos matices en los personajes. Si fuera una comida, se puede decir que sería un plato de comida casera, bien elaborada”, sostuvo Arana.

A sus 74 años, el intérprete que suma unas 40 participaciones en cine, es reconocido masivamente por trabajos televisivos como los que encaró en los primeros 80 en Matrimonios y algo más y más recientemente en Los exitosos Pells, Los Sónicos, Vecinos en guerra y La Leona.

--En “Delicia” hace su primera actuación como ciego, a pesar de tener más de 40 años de trayectoria.

--Fue un estupendo desafío de trabajo. Fui a un instituto para ciegos. Estuve con el director y el presidente, que se quedaron ciegos, y con un tercero que nació ciego. El estudio fue ver la diferencia de conducta entre uno y otro. Lo que mas me gusta es construir un carácter, una psicología.

--En la película, la salud cumple un rol fundamental.

--La salud puede funcionar como un símbolo. El que esté libre de renguera, que tire la primera muleta. No somos perfectos. Tenemos que cruzar arenas movedizas y lindos paisajes. Me parece que en la película se puede leer eso. Puede ser muy simbólico, pero no creo que el acento esté puesto en las enfermedades, sino en las relaciones. La falta de comunicación es un eterno tema humano, también. Hay científicos que dicen que la llamada evolución está en la comunicación.

--¿Que sea un papel que nunca hizo sirvió como estímulo?

--Yo salgo a actuar como cuando jugaba a los cinco años. Un niño agarra un escobillón y lo transforma en caballo. Eso estimula, y, también, hacer lo que no sé porque hacer lo que ya sé, no es atractivo. La actuación es un oficio que hay que construir y al armar la conducta salen cosas personales. A la mayoría de los varones nos gusta hacer de cretinos porque en la vida cotidiana son cosas que no podemos sacar, más allá de lo moral. Cuanto más elaborado y bien hecho hacemos a un cretino, más nos aplauden.

--¿Se puede decir que la actuación, sacar eso que tiene dentro, lo ayuda a uno a conocerse más?

--Va a llegar un día que voy a decir casi me conozco (risas). Se tiene la necesaria fantasía de creer que uno sabe quién es el yo. Si me pregunto quién soy yo, ¿a quien le estoy preguntando? ¿Hay otro yo? Y si hay otro, ¿cuántos más hay? Hay una fantasía de creer que se puede atrapar al yo. Dios existe. Es la más extraordinaria creación del hombre. Y cómo influye, existe.

--¿Cree en Dios como existencia metafísica o como creación humana?

--Lo seres humanos no superamos la muerte y tenemos necesidad de trascender. No hay juicio de parte mía. Yo creo algo y quiero que me lo respeten. No creo en el “ismo”, porque no se puede tener una creencia individual.

--Después de tantos años, ¿no está aburrido de los reportajes y la exposición mediática?

--¡Estoy harto! Pero como soy actor, actúo de que estoy entretenido. Vos también estás actuando. Todos lo hacemos. Nos mostramos como creemos que nos va a ir mejor. Eso es darle forma a la expresión”.