Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

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“Ruego encontrar a los culpables para que su alma pueda descansar”

Liliana Nauto sigue reclamando justicia por su marido, asesinado en La Salada. "No me entra en la cabeza cómo pudieron hacer esto”, afirmó.
Foto: archivo

Por Claudio Rodríguez Kiser/crodriguez@lanueva.com

“Llamame más tarde. Cuidá a los chicos. ¡Los amo!”.

   Liliana Nauto colgó el teléfono. Del otro lado, Saúl Reyes, su marido, preparó unos mates, luego de una noche de trabajo en el local bailable del Lago Parque La Salada.

   Jamás imaginó que esas serían las últimas palabras que escucharía de “su amor”.

   El 27 de mayo de 2012, sobre la medianoche, el teniente primero de la policía fue encontrado asesinado de cinco tiros a la altura del segundo espigón de la laguna.

   Tenía 43 años y tres hijos (Yamil, Melanie y Allison). Por ellos, es que Liliana no baja los brazos y continúa pidiendo justicia.

   Sostiene que la investigación se encuentra “parada” y que desde el primer momento la causa sufrió “un manoseo que genera muchas dudas”.

   “Novedad no hay ninguna. De todas maneras, con que haya alguien buscando información o esté al tanto, jamás se va a archivar”.

   Explica que “ellos preguntan, aunque sin indagar mucho en el tema, porque tratan de que a mí no me haga mal. Se hace difícil, porque La Salada era un lugar muy chico, aunque no sé qué pensar. No sé si habrá tanta gente adinerada o con poder”.

   La tragedia dejó secuelas en toda la familia.

   “A la que más le costó es a la nena que hoy tiene 8 años (Melanie). Al principio ella quería irse con su padre y no entendía que él no iba a volver. Hoy habla mucho del papá. La más chiquita (Allison, de 5) lo ve de otra forma y el varoncito (Yamil, de 11) se ha hecho más fuerte, más duro. En cierta forma me cuidan a mí, porque saben que tengo mis momentos malos”.

   Liliana admite que en más de una oportunidad se pregunta la razones por las que mataron a su marido.

   “Si él hubiera andado en algo malo, más allá de que tampoco se lo hubiese merecido, quizás habría sido diferente. Pero viví casi diez años con Saúl y cumplía con su trabajo, se aguantaba insultos de los jefes, en épocas donde la policía era mucho más complicada. Era una persona muy conocida en Bahía y varios comisarios tenían buen concepto de él. Estamos hablando de una persona con 22 años de carrera y que sabía cómo cuidarse. Cuando lo mataron dejaron a una bebé de dos meses sin su padre, no me entra en la cabeza cómo pudieron hacer esto”.

   --¿Tiene esperanzas que el caso se resuelva?

   --Mi fé está en Dios y me apoyo en eso. Es mi única esperanza y mi fortaleza, porque sé que tengo que estar bien por mis hijos. Verlos me ayuda a seguir adelante y son mi sostén para no quedarme quieta, porque muchas veces pensé en terminar con todo esto. Es muchísimo el dolor, porque mis chicos eran muy pequeños. Cuando pasó había mucha gente que acompañaba, aunque al mes pasaron todos y te quedás sola. No tenía ni siquiera una manutención económica.

   --¿Cree en la Justicia?

   --Creo que algún día va a llegar la justicia. Si no creyera no seguiría con esta lucha. Tarde o temprano se va a dar. Hoy la causa está prácticamente igual.

   --Decidió no realizar más marchas...

   --En su momento, cuando empecé a hacerlas, con las nenas muy chiquitas, tuve problemas de salud e incluso en la última sufrí un pico de presión, entonces mis padres me pidieron que no las hiciera más. Además, habíamos realizado unos “trataditos” y nos pusimos en la Plaza Rivadavia a repartirlos, pero las personas no los aceptaban y era indiferente. Ver a tus nenes, con todo el amor, intentando entregarlos y que la gente te de vuelta la cara era un dolor inmenso. No pedía donaciones de nada, solo queríamos justicia.

   --¿Cómo recuerda a su marido?

   --A Saúl lo recuerdo como una persona excelente. Más allá que la policía esté mal mirada, sé bien quién era. Hoy no tiene que sufrir acosos y humillaciones, aunque ruego encontrar a los culpables para que su alma pueda descansar. Siempre recordamos su sonrisa, su humor, tratando de unir y alegrar a la familia. Para mi papá era el hijo que nunca tuvo. Quizás no lloramos como antes, porque trato de que no me vean mal mis hijos, pero está siempre presente.

“Todo planeado

   “Supuestamente había un borracho haciendo disturbuios. Creo que estuvo todo planeado. Él bajó y el arma quedó en el móvil. Un policía de más de 20 años de carrera sabe que el arma es su vida, entonces significa que bajó confiado en esa persona. Según las pericias, él caminó unos metros y ahí se desencadenó el tiroteo. No hay que ser muy sabio para darse cuenta de las cosas”, explica Liliana.

   Agrega que aparentemente el crimen ocurrió entre las 19 y las 20, aunque el cuerpo sin vida fue hallado algunas horas más tarde.

   “Era un día lluvioso. Incluso, uno de los móviles siguió al patrullero de mi marido, pero los perdió de vista y luego lo encontraron (al móvil) contra una tranquera. Todo muy raro. Para ellos, Saúl fue un número más. No se hizo nada como se tenía que hacer. Incluso a mi cuñado, que también es policía, tampoco lo dejaron estar cerca del cuerpo de su hermano”.

   La mujer tiene depositada su confianza en la Direccción de Asuntos Internos de La Plata.

   “Ellos han sacado adelante varias causas, aunque en el último tiempo perdí contacto. Fui más cautelosa con ellos que con la gente de acá. Solamente me dijeron que el trabajo que se hacía era de hormiga”, comenta.

   Sobre el ataque, cuenta que Reyes “tenía orificios de un arma y también de una pistola recortada. Además, fueron muchos disparos y varias personas, porque los primeros tiros le vienen de atrás y a los tobillos. Él trata salir corriendo y refugiarse en los baños, pero no llega. Le dieron en las piernas, en la espalda y el último en la cabeza, donde cae de rodillas al suelo”.

Situaciones

“La causa está muy manoseada. Hubo mucha gente y cosas que podrían haber sido para desviar la investigación”, considera Nauto sobre la marcha de la investigación.
Agregó que “Hay muchas escuchas que no llegan a ningún punto. ¿Hasta cuándo van a guardar información?. Sé que la policía está atada de pies y manos. En ese momento, Gustavo Maldonado (por entonces titular de la Jefatura Departamental) nos decía que ellos no podían allanar ningún lugar sin un pedido del fiscal”.
“Al principio era (Christian) Long quien no daba esas órdenes y argumentaba que había citado otras personas pero no daban con el hecho. Nunca nos dijo algo concreto, por eso es que considero que se manoseó la causa. Había gente que no sabía dónde estaba parada. Hubo otra persona que fue tiroteada antes que mi marido y, sin embargo, nunca se le preguntó si sabía algo. Todo esto genera muchas dudas”.
Explicó que dos semanas antes del crimen, su esposo había solicitado el traslado desde La Salada a Bahía Blanca.
“Cuando nació mi hija, él quería estar con ella. En La Salada estaba tranquilo y sin presiones, pero se quería volver”.
“Hay cosas que te llaman mucha la atención, como por ejemplo que le hayan sacado los chalecos antibalas, que andaba en un móvil que no servía o que estaba patrullando y observando solo en un destacamento”.
Según se informó en ese momento, el cuerpo del policía asesinado fue hallado por dos personas que caminaban por el lugar y dieron aviso a las autoridades.
"Reyes recibió un llamado a su celular advirtiendo que había una persona en estado de ebriedad provocando disturbios. Cuando llegó al lugar lo fusilaron; fueron cinco disparos", aseguró el comisario Rubén Darío Bruno, quien en ese momento se desempeñaba como subsecretario de Seguridad del partido de Villarino,

   “La causa está muy manoseada. Hubo mucha gente y cosas que podrían haber sido para desviar la investigación”, considera Nauto sobre la marcha de la investigación.

   Agregó que “Hay muchas escuchas que no llegan a ningún punto. ¿Hasta cuándo van a guardar información?. Sé que la policía está atada de pies y manos. En ese momento, Gustavo Maldonado (por entonces titular de la Jefatura Departamental) nos decía que ellos no podían allanar ningún lugar sin un pedido del fiscal”.

  “Al principio era (Christian) Long quien no daba esas órdenes y argumentaba que había citado otras personas pero no daban con el hecho. Nunca nos dijo algo concreto, por eso es que considero que se manoseó la causa. Había gente que no sabía dónde estaba parada. Hubo otra persona que fue tiroteada antes que mi marido y, sin embargo, nunca se le preguntó si sabía algo. Todo esto genera muchas dudas”.

   Explicó que dos semanas antes del crimen, su esposo había solicitado el traslado desde La Salada a Bahía Blanca.“Cuando nació mi hija, él quería estar con ella. En La Salada estaba tranquilo y sin presiones, pero se quería volver”.

   “Hay cosas que te llaman mucha la atención, como por ejemplo que le hayan sacado los chalecos antibalas, que andaba en un móvil que no servía o que estaba patrullando y observando solo en un destacamento”.

   Según se informó en ese momento, el cuerpo del policía asesinado fue hallado por dos personas que caminaban por el lugar y dieron aviso a las autoridades.

   "Reyes recibió un llamado a su celular advirtiendo que había una persona en estado de ebriedad provocando disturbios. Cuando llegó al lugar lo fusilaron; fueron cinco disparos", aseguró el comisario Rubén Darío Bruno, quien en ese momento se desempeñaba como subsecretario de Seguridad del partido de Villarino.