Bahía Blanca | Sabado, 20 de abril

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“La respuesta a micronutrientes no está aislada del buen manejo”

La nueva deficiencia en el suelo apareció en los últimos años. ¿Causas? La baja disponibilidad en el suelo, un cultivo con particular exigencia del micronutriente o ambientes predisponentes.
“La respuesta a micronutrientes no está aislada del buen manejo”. Con el campo. La Nueva. Bahía Blanca

Guillermo D. Rueda

laregion@lanueva.com

“El gran desafío es la integración de los micronutrientes en las prácticas de manejo habituales potenciando sus efectos en el cultivo. Hemos comprobado que la respuesta a micronutrientes no está aislada del buen manejo del sistema: optimizar la fecha de siembra, el grupo de maduración y otras buenas prácticas agronómicas potencian su efecto”.

La declaración corresponde a Gustavo Ferraris, del INTA Pergamino, acerca de las recomendaciones para la aplicación de micronutrientes, cultivos de cobertura, suelos compactados, uso de fertilizantes biológicos y los números de la fertilización.

También sostuvo el especialista que la deficiencia en micronutrientes es un problema que apareció en los últimos años.

“Se da por tres causas principales: baja disponibilidad en el suelo, un cultivo con particular exigencia del micronutriente o por ambientes predisponentes”, explicó.

Se produjo en el marco del Simposio Fertilidad 2017, que organizaron Fertilizar Asociación Civil y el IPNI Cono Sur, bajo el lema Más allá de la próxima cosecha, con la presencia de alrededor de 900 personas y 1.000 vía transmisión on line.

Ferrari enumeró que, en el caso del zinc, la deficiencia se da precisamente por las tres causas: en el boro ocurre por una baja disponibilidad y también por el exceso de lluvias o por sequía.

“En el caso de la soja, hay buenas respuestas en los años secos y a las aplicaciones tempranas”, dijo.

Ferrari comentó que, si bien no se tiene mucho en cuenta, la deficiencia de cloro es de una magnitud importante.

“Se trata de un micronutriente particularmente exigido por el trigo, por lo que su aplicación reduce la severidad de enfermedades como roya y mancha amarilla”, argumentó.

Asimismo, analizó la situación del manganeso, un nutriente que presenta un tipo de deficiencia “inducida” por la aplicación de herbicidas, principalmente el glifosato.

Respecto de la aplicación de zinc en maíz, Pablo Barberi, del INTA Balcarce, resumió que actualmente es tan deficitario en casi toda la Pampa Húmeda que la respuesta es generalizada y se manifiestan tanto a nivel de rendimientos bajos medios y bajos.

Barberi dijo que es más conveniente la aplicación en el suelo —por sobre la foliar y en la semilla— porque permite su acumulación.

Adrián Rovea, del CREA Sur de Santa Fe, habló sobre la conveniencia de hacer cultivos de cobertura en la zona núcleo, aún cuando implican mayores costos.

“El cultivo de cobertura tiene dos pilares: el consumo de agua y la inmovilización de nutrientes; si se logra manejar esto, es una oportunidad, sino, es una amenaza”, sostuvo.

“El cultivo de cobertura es una tecnología de proceso que simplifica el manejo de malezas y el encharcado. También ayuda en el control de malezas, especialmente sobre eleucine, que se está haciendo resistente y colabora en la descompactación del suelo. Con cobertura se pierde la compactación en dos meses y medio”, aseveró Barberi, en Prensa Mascom.

La compactación de suelos lo abordó Guillermo Gerster, jefe del INTA Roldán, quien propuso rotar el cultivo con gramíneas de invierno (trigo, avena, cebada, centeno), las cuales tienen mayor capacidad de exploración, porque el suelo está más húmedo por un período más prolongado. También dijo que generan porosidad y mejoran la capacidad de infiltración. “En cambio, la soja es el cultivo más afectado por la compactación”, sostuvo.

En un ensayo en el INTA Oliveros, se vio que una soja en monocultivo tenía el 39% de bloques masivos Delta, y cuando entró en rotación rápidamente descendieron a 16%.

“La rotación con una fuerte participación de gramíneas permite incrementar la descompactación, el balance de carbono, favorece el control de malezas, mejora la infiltración y diversifica el sistema en aspectos químicos físicos y biológicos”, explicó Gerster.