PAMI, el lugar que hay que cuidar

Redacción de La Nueva.

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Pasan los años, las administraciones, los directores, los interventores, los procesados, los detenidos, las denuncias, las quejas, y el PAMI sigue siendo una de las obras sociales más cuestionadas del país y que más falencias presenta.

En el caso de Bahía Banca, ha asumido un nuevo responsable, un mecánico dental de 46 años de edad que desde hace 13 se desempeña en la entidad, y que deberá tratar de ordenar el funcionamiento del servicio.

Uno de los puntos más delicados a resolver es el actual sistema de respuesta a las emergencias, contratado, por decisión nacional, con la empresa Vittal. El mismo, de acuerdo con las autoridades del PAMI, “no considera el código verde”, es decir, aquello que (en principio) no implica riesgo de vida.

Dada la condición particular de los afiliados, ese código es tan cercano al amarillo que son repetidos los malos momentos que atraviesan afiliados que solicitan auxilio y deben escuchar que su caso no lo merece.

Porque además, al no dar respuesta con sus ambulancias, los afiliados terminan por recurrir al 911. Los responsables de este servicio de emergencias han casi triplicado sus llamados en los últimos meses, colapsando el sistema.

El otro punto, no menos grave, es la falta de médicos de cabecera. Se estima que 4.500 afiliados no tienen ese médico, lo cual les impide el mínimo de sus cuidados, desde hacer una receta hasta solicitar un análisis o un turno.

No es nuevo que PAMI funcione de manera inadecuada. No es nuevo que haya pésimos manejos. Cuando asumió el nuevo titular a nivel nacional encontró 16 mil sillas de ruedas abandonadas en depósitos. También encontró andadores y prótesis abandonados en galpones.

Muchos años antes, su director, Víctor Alderete, recibió varias denuncias penales, procesado por “defraudación” y “administración fraudulenta”. La Oficina Anticorrupción lo acusó de “liderar una asociación ilícita para manejar sin controles los contratos del PAMI”.

El PAMI debiera ser modelo de atención médica, de respeto y consideración. Diseñada y ordenada para atender como corresponde a sus afiliados, considerando edades y modales.

Que funcione como funciona es algo que debiera avergonzar a todos.