Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

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El caso Nisman: ahora, ketamina

A cuatro meses de que se cumplan tres años de la muerte de Alberto Nisman, un grupo de 23 especialistas ha establecido -la información no es oficial, sino que se conocen trascendidos- que el cuerpo del fiscal contenía ketamina, una droga utilizada como sedante tanto en animales como en humanos.

La ketamina tiene, de acuerdo con información que se pueden obtener en Internet, un amplio rango de efectos secundarios, como alucinaciones, elevación de la presión sanguínea y de las secreciones en las vías respiratorias.

También es efectiva en el tratamiento de pacientes con trastorno bipolar y tiene un efecto antidepresivo rápido.

La noticia generó diversas lecturas entre los analistas, al punto que, conocida la presencia de esa sustancia, muchos señalan estar ante “un cambio rotundo” en el caso, que puede fortalecer la posibilidad de Nisman víctima de un asesinato.

El caso sigue sorprendiendo a propios y ajenos. Pericias con nuevos resultados tres años después. Peritos que contradicen a otros. Especialistas que construyen una réplica del baño donde fue hallado el cadáver, posible hora de la muerte que se mueve de la noche del sábado a la madrugada del domingo, en un ida y vuelta constante.

Nisman tenía 52 años cuando preparaba la documentación para, al día siguiente, concurrir al Congreso de la Nación para explicar, ante una comisión de legisladores, los fundamentos por los cuales consideraba que la presidenta Crstina Fernández estaba encubriendo a sospechosos de haber participado del atentado contra la AMIA como consecuencia de un memorándum de entendimiento con Irán.

Nisman intercambió esa noche algunos mesajes de texto con allegados, mandó una foto de su mesa de trabajo y fue encontrado muerto horas después, luego de que sus custodios “intuyeran” que algo estaba sucediendo ya que el fiscal hacia más de 10 horas que no atendía sus llamados.

Su muerte derivó en un escándalo. La escena del crimen fue alterada, invadida, desvirtuada. Las pericias se contradicen, funcionarios lo trataron de “gay, mujeriego y chorro”.

Ahora apareció la ketamina, sustancia también conocida como “Special K”, denominación que dará lugar, a no dudarlo, a lecturas políticas, tan siniestras y patéticas como muchas de las registradas hasta ahora.