Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

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Cuando estudiar no tiene edad

La historia fue reflejada en las páginas de este diario, en su edición del pasado 20 de agosto: Carlos Chesñevar, de 74 años de edad, y su nieta, Camila Cobreros, de 25, vecinos de nuestra ciudad, terminaron juntos la carrera de abogacía y, juntos también, recibieron el título de la Univerdad Blas Pascal.

Chesñevar es agrimensor, con una dilatada y prestigiosa carrera de docente en la Universidad Nacional del Sur. Desarrolló además una amplia labor en su profesión.

Estudiar derecho era de alguna manera algo que desde siempre lo atrajo, más allá de dar por hecho que era un destino que había quedado a un lado.

Sin embargo, su nieta le dio una oportunidad inesperada. En parte para apuntalarla en esa carrera -que a veces se le complicaba sostener por tener que trabajar- y en parte para involucrarse en esos temas que tanto le interesaban.

Juntos se anotaron el universidad Siglo XXI, en la modalidad a distancia.

Así comenzó un recorrido codo a codo, cada cual con su estilo, su experiencia, sus bajas y sus altas, complementando sus momentos y aportando cada cual lo suyo en tan singular equipo. Terminaron de cursar y de rendir en otra universidad, con la misma modalidad, hasta completar el programa.

Esta historia permite rescatar varias situaciones.

Por un lado, la voluntad y constancia que debe acompañar a toda carrera universitaria, a veces más trascendente que la inteligencia o la memoria, y que resultó clave para estos compañeros.

Por otro, las posibilidades que hoy se dispone en materia educativa. La metodología de estudiar a distancia, lejos de ser un camino más simple, es una modalidad exigente, equivalente a rendir la carrera libre, metodología seguida por cientos de estudiantes en las universidades de La Plata o Buenos Aires.

Pero además refuerza la idea de que no hay edad para estudiar. Que debiera ser cada vez más habitual que los “mayores” se animen a retomar carreras o vocaciones, a dedicar unos años de su vida a dar forma a esa situación.

Tadao Ando, destacado arquitecto japonés, dijo una vez: “Tenemos una sola vida y hay que vivirla con el corazón. Ni siquiera hay que tener miedo a fracasar”.