Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

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Fuerte impacto de un decreto de Macri en Bahía y el puerto

El futuro de las tierras donde se levanten ramales ociosos deberá ser materia de análisis para que no se desaprovechen oportunidades que pueden beneficiar a toda la comunidad.
El área del ramal Bahía Blanca Noroeste, que corre a a escasas 10 cuadras de la plaza Rivadavia, sería una de las zonas a modificar gracias al nuevo decreto.

Adrián Luciani

aluciani@lanueva.com

Desde el martes pasado el ministerio de Transporte ya no tiene que pedir autorización al presidente de la Nación para clausurar definitivamente un ramal y levantar el tendido de vías, rieles e infraestructura de sostén.

Esta independencia se la concedió Mauricio Macri por decreto y ya comienza a despertar polémica entre ferroviarios y legisladores, quienes temen un embate oficial contra lo poco que aún queda del sistema ferroviario argentino.

De todas maneras, y más allá de que el gobierno salió a desmentir esa posibilidad - no se especifica qué pasará con las tierras que queden sin rieles-, la medida puede tener un impacto muy positivo en la ciudad, siempre y cuando, se respeten determinadas condiciones básicas.

Hoy por hoy el ferrocarrril, aquel poderoso medio de transporte que contribuyó al crecimiento de Bahía y la región, ahora parece resumido a cenizas y, más que ser un motor en el plano económico, terminó siendo, con sus ruinas, el protagonista de áreas degradadas, usurpadas, vandalizadas, con valiosos bienes que fueron rematados a precio vil.

Ahora, mediante esta medida, si en lugar de privilegiar el interés inmobiliario de algunos se privilegia un desarrollo urbano armónico y se permita el uso del tranvía como bien público, no sólo se van a mejorar tierras ociosas, sino que mejorará la comunicación entre sectores y la aparición de nuevos sistemas de transporte público.

Eso sí, cualquier pérdida del espacio hoy destinado a la logística del ferrocarril que sea eliminado, necesariamente deberá tener como garantía que otro similar sea desarrollado en algún otro punto de la ciudad.

El decreto de Macri ya hace dirigir las miradas hacia la vía Bahía Blanca - Noroeste, es decir, la que corre paralela a las calles Chile - Sixto Laspiur, Malvinas y Brickman.

Si se desarrolla la vía al Neuquén, la que cruza Colón a la altura de la Lanera San Blas y corre por los barrios Villa Delfina y Loma Paraguaya, por ejemplo), el tráfico ferroviario de cargas pasaria a ese sector, despejando casi cien hectáreas de codiciadas tierras que no solo deberán ser empleadas para emprendimientos inmobiliarios en la vía Noroeste.

Por ejemplo, Bahía Blanca deberá comprender que, como sucede en muchas ciudades europeas y de los Estados Unidos, tiene que instrumentarse un sistema de transporte público ferroviario, es decir, trenes tranvías que circulen por calles, vías e incluso por los mismos rieles que los trenes de carga.

Tanto la UNS como la UTN y varios técnicos ferroviarios han hecho varios estudios en tal sentido.

En ese marco, cualquier pérdida tiene que tener mayor ganancia con espacios logísticos destinados a las cargas, al comercio y a las industrias locales.

También debe preservar la conectividad ferroviaria con Médanos y con Punta Alta, aunque estos trenes-tranvía no vayan a circular hoy, pero lo fundamental es que no se pierda la traza, porque una vez que ello ocurra ya no se podrá recuperar.

Por ejemplo, por la vía Noroeste bien podría existir en el futuro una avenida en la que, en el medio y junto a los automotores, circule un tranvía.

En el caso del área portuaria e industrial, el decreto de Macri seguramente despejará áreas para futuras zonas logísticas y obras viales que mejoren la conectividad con el norte y el sur del país.

También abriría las puertas a integrar el estuario con la ciudad mediante nuevos sistemas de transporte.

En el caso de la recuperación de la vía a Neuquén y extensión a Vaca Muerta, permitirá optimizar su traza con el menor impacto posible en la población.

El juego recién está por comenzar, sólo resta que Bahía aprenda de sus errores pasados.

La decisión gubernamental

Antes para levantar un ramal se requería de un decreto presidencial, ahora esa facultad se delegó al ministerio de Transporte de Guillermo Dietrich.

Estaciones, o ramales que se desafecten del uso ferroviario podrán ser destinados a otros usos, como Procrear, espacios públicos, o calles.

Muchos asentamientos informales o villas ubicadas en terrenos ferroviarios podrán ser integradas al tejido urbano.

Los rieles, durmientes y el resto de los bienes muebles que compongan la infraestructura ferroviaria que se encuentra ubicada en el sector a remover, quedarán en poder de la Administración Nacional de Infraestructuras Ferroviarias (ADIF)".

El decreto no establece que pasará con los bienes inmuebles, terrenos y tierras, que queden disponibles si se levantan los rieles