Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

Hasta ahora, hubo muchos dichos y muy pocas pruebas

Al cabo de las dos primeras jornadas del juicio oral y público que se cumple ante el Tribunal Criminal Nº 1, no se advirtieron elementos categóricos en contra de Vicente Colman, único imputado por la autoría material del asesinato del doctor Felipe Glasman, en agosto de 2002. Tampoco los testimonios resultaron reveladores respecto de lo que se conocía de la investigación impulsada por el fiscal Christian Long; por lo tanto, la suerte del único imputado dependerá de lo que se demuestre de ahora en más, desde mañana hasta el martes 14. En ese lapso, tendrán que declarar, entre otros, nueve testigos que, a fin de preservar su integridad, se expresarán sin público.

 Al cabo de las dos primeras jornadas del juicio oral y público que se cumple ante el Tribunal Criminal Nº 1, no se advirtieron elementos categóricos en contra de Vicente Colman, único imputado por la autoría material del asesinato del doctor Felipe Glasman, en agosto de 2002.


 Tampoco los testimonios resultaron reveladores respecto de lo que se conocía de la investigación impulsada por el fiscal Christian Long; por lo tanto, la suerte del único imputado dependerá de lo que se demuestre de ahora en más, desde mañana hasta el martes 14. En ese lapso, tendrán que declarar, entre otros, nueve testigos que, a fin de preservar su integridad, se expresarán sin público.

Dichos

A. Para el superintendente de Investigaciones Complejas y Crimen Organizado de la policía provincial, Walter Osvaldo Carballo, no hay dudas sobre la responsabilidad de Vicente Colman.






 "Glasman molestaba a entornos de poder y de manejo económico de la Asociación Médica de Bahía Blanca (AMBB), la más poderosa de la Provincia", afirmó y, en cuanto al móvil del homicidio, el policía dedujo "por descarte" que Colman recibió un pago o promesa, porque no tenía vinculación con la víctima.

B. "A Felipe lo mataron porque quería sociabilizar la medicina en Bahía Blanca y extender ese proyecto, con el que trabajaba desde hacía un año, a toda la Provincia. Eso molestaba a --los doctores-- Jorge Ochoa y Fernando Carignano. A Ochoa, porque era de la Fumeba --Fundación Médica de Buenos Aires--, y a Carignano, porque decía que no le convenía a la Asociación Médica. Ellos eran los que más se oponían", dijo Beatriz Eva Sosnitsky, la viuda de Glasman.

Hechos

1. El sobrino de Colman, Javier Vidal, no podrá declarar en forma presencial ni por lectura de su indagatoria, según lo resolvió el tribunal por dos votos (Burgos-Ares) contra uno (Montironi).








 Vidal dijo que acompañó a Colman hasta cercanías del escenario del crimen cometido el 28 de agosto de 2002 y que allí lo esperó, desconociendo lo que su tío habría hecho en ese lapso. Si bien fue imputado como coautor, la prueba no alcanzó para incriminarlo, por lo que el fiscal Christian Long archivó la causa, en abril de este año.


 La presencia de Vidal ante los jueces había sido pedida por el fiscal y los abogados Mariano Silvestroni (Asociación Médica) y Juan Pablo Chirinos (patrocinante de los hijos de Glasman).

2. Por razones jurídicas, los jueces no aceptaron las declaraciones testimoniales de Nelson Gab, Aníbal Belén y Alejandra De Francesco, los policías que estuvieron de guardia la noche del homicidio en la comisaría de Tres Arroyos, donde Colman y Vidal fueron retenidos y luego dejados en libertad, pese a que, desde Bahía Blanca, había partido, para interrogarlos, una comisión de la DDI.

3. Silvio Gabriel García (Delitos Complejos del Crimen Organizado), opera el sistema de vínculo por análisis informático de comunicaciones (VAIC) y afirmó que, entre el 1 de enero de 2002 y el 12 marzo de 2008, entre Mónica Molinos (quien, en su casa de Punta Alta, recibió al acusado) y Vicente Colman, hubo 60 llamados telefónicos.






 Respecto del 27 de agosto de 2002, se probó que el teléfono de Colman estaba en Banfield. En cuanto al día después, el del crimen, a las 15.48, se lo captó en Pigüé. El 29 de agosto, a las 5.09, el aparato estaba en Tres Arroyos.

Los últimos momentos de la víctima




 "Hoy me voy temprano, petisa. Sabés que seré abuelo y que me estoy poniendo un poco viejo", le dijo Felipe Glasman a María del Pilar Botter, pocos minutos antes de que el por entonces titular de la Asociación Médica de Bahía Blanca fuera baleado, en la lluviosa noche del 28 de agosto de 2002.


 Botter, de 18.30 a 22, se encargaba de la limpieza del
Centro Integral de Medicina Nuclear, ubicado en Saavedra 335, y sus testimonios fueron recibidos el viernes, durante la segunda jornada del juicio oral.



 La empleada no advirtió actitudes extrañas en el médico, quien no tenía un horario determinado para irse de su consultorio.


 Minutos después, ante una pregunta del presidente del tribunal (Enrique Montironi), Botter precisó que Glasman salía entre las 20.30 y las 21. Molesto, Sebastián Martínez, abogado del imputado Vicente Colman, indicó al juez que los testigos "son de las partes y no del tribunal".


 Aquel 28 de agosto, Cora Beatriz Cassattaro terminaba una suplencia de tres meses en la clínica, donde había desempeñado tareas de secretaria. Por eso quería despedirse y agradecer a Glasman.


 "El doctor había llegado un poco tarde a su consultorio y lo vi muy contento, porque parecía que se solucionaban los problemas con el Pami", recordó.


 También declaró que dejó la clínica sobre las 20.10, que llovía muchísimo y que frente a la puerta advirtió un auto estacionado, blanco o gris claro.


 "Del lado del volante, noté a un hombre que buscó agacharse, pero fue un flash. ¿El auto? Pudo ser un Polo, un Escort o tal vez un Corsa. No puedo decirlo con exactitud, porque mucho no conozco de autos. Enseguida, me fui caminando por Saavedra hacia O'Higgins", contó al tribunal.


 La mamá de Leonor Susana Rosonelos fue la última paciente que atendió Glasman.


 "La cargaba porque era riojana y por Menem", evocó en el estrado y agregó que se fueron del consultorio cerca de las 20.10.


 "El único auto que estaba en la cuadra era el nuestro y recién a la medianoche me enteré de que habían matado al doctor".


 A Marta Susana Gordillo le sorprendió la gran sonrisa de Glasman, porque "habitualmente, era muy serio". Esa noche, ella esperaba por otro médico y vio cómo Glasman acompañó hasta la puerta de la clínica a dos hombres: "uno alto y de pelo largo, y otro bajo y de cabellos cortos".


 Parecida observación expresó María Laura Quinteros, quien había acompañado a su madre.


 A las 20.40, Felipe Glasman iba en busca de su Renault 11 cuando, al llegar a Saavedra y Villarino, recibió dos disparos de una pistola 9 milímetros.