Delitos sexuales: "Buscan satisfacer un deseo de poder"

Redacción de La Nueva.

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   Un estudio realizado sobre sesenta condenados por delitos sexuales determinó que la mayoría no admitió haber cometido el abuso y carecían de antecedentes al momento de consumar el ataque.

   Estas consideraciones corresponden a una investigación llevada adelante por la licenciada en trabajo social y psicóloga social María Eva Sanz, en el marco de una tesis que desarrolló para obtener un posgrado en violencia familiar.

   Luego del informe publicado ayer por La Nueva., que marca una muy baja reincidencia de condenados por delitos sexuales en nuestra jurisdicción, la profesional consideró que “los abusadores sexuales son portadores de una conducta aprendida en el marco de una socialización deficiente".

   Agregó que en este tipo de delitos hay que analizar el accionar de los delincuentes de manera multicausal.

   “No es un hecho individual, sino una construcción social, se asienta en la masculinidad tradicional, que proviene de la ideología patriarcal, ya que lo que se busca es satisfacer un deseo de poder en relación a la persona abusada y no tanto la satisfacción sexual, como se piensa generalmente”.

   Sanz, quien es presidenta de la Asociación Mutual Grupo Buenos Ayres, de prevención, asistencia, capacitación e investigación de la violencia familiar, describió que un porcentaje muy alto de las personas que entrevistó presentaban un estado psicofísico normal.

   “Buscan sentirse poderosos. Esto es avalado por la ideología patriarcal, ya que todos los casos pueden ser prevenidos y esto no ocurre. No hay frenos sociales antes de que se llegue a la violación de una niña”.

Maltrato infantil

   Describió que en su trabajo advirtió que el 93% de los imputados sufrió maltrato infantil (abuso o castigo físico) o fueron testigos de episodios violentos.

   Del mismo modo, más de la mitad manifestó que “no tuvo un adulto significativo que no avale esos maltratos”.

   Acerca de la resocialización de los agresores sexuales, la licenciada indicó que es necesario “un trabajo trandisciplinario, en red interinstitucional, porque es una conducta sostenida por la masculinidad tradicional, que se posiciona en estamentos de poder y superioridad en relación a las mujeres, para lograr el dominio y el control”.

   Sostuvo, a su vez, que casi la totalidad de los hombres evaluados tenía trabajo estable al momento de su detención y no consumían drogas o alcohol de forma abusiva.

   Manifestó que “querer tratar de cambiar la conducta de un abusador sexual no es algo netamente individual, sino que implica un cambio de posicionamiento profesional inter y transdisciplinario, comunitario y político para lograrlo”.

   Finalmente, Sanz consideró que “se sigue poniendo la mirada en lo interno del varón abusador, para deslindar la responsabilidad que todos tenemos con respecto al freno social que no aparece como forma preventiva”.