Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

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Casi todos los puertos argentinos son un colador a la hora de detectar drogas

Apenas un puñado cuenta con escáneres de alta resolución capaces de impedir el tráfico de cocaína. El mejor está siendo instalado en Rosario.
Casi todos los puertos argentinos son un colador a la hora de detectar drogas. La ciudad. La Nueva. Bahía Blanca

Adrián Luciani

aluciani@lanueva.com

En un hecho que demuestra la vulnerabilidad del sistema, sólo tres puertos argentinos cuentan con escáneres capaces de detectar el tráfico de drogas.

Buenos Aires, Exolgan (Dock Sud) y Rosario son las únicas terminales donde funcionan equipos de estas características, mientras que existen algunos otros móviles, operados por Prefectura y Gendarmería, que realizan tareas de este tipo, principalmente en Buenos Aires y Campana.

En el caso de Rosario, se trata de un moderno equipo de origen inglés que fue adquirido en abril pasado, con una inversión de 3.500.000 dólares y aún se trabaja en su puesta a punto. El costo fue asumido por Terminal Puerto Rosario S.A. concesionaria de los sitios multipropósito 1 y 2.

A estos podría sumarse Zárate, también en proceso de instalación.

El relevamiento hecho por “La Nueva.” se enmarca luego de los hechos que sacudieran, a partir del domingo pasado, a Bahía Blanca, con el descubrimiento de una tonelada y media de cocaína en el Parque Industrial, y que desnudó de manera indirecta la fragilidad del sistema de control del puerto local, posible vía de salida de las bobinas donde estaba escondida la droga.

Al ser consultado por LU2, Pablo Pussetto, titular del Consorcio de Gestión de Puerto, admitió que en la estación marítima local no se cuenta con escáner y que se realiza un control aleatorio de los contenedores por parte de la Aduana y Prefectura.

El debate por la adquisición de este tipo de equipos ya lleva larga data en el puerto local y su no adquisición estaría motivada, principalmente, en el costo de la inversión necesaria frente al escaso número de contenedores que circulan por los muelles bahienes. De todas formas, aún no existe una opinión uniforme en el seno del Consorcio.

Por los sitios locales pasan cada año unos 25 mil contenedores, tanto llenos como vacíos, cifra que, si bien puede resultar abultada, resulta sensiblemente menor a la de Buenos Aires, donde transitan unos 350 mil, lo que habría justificado la instalación de escáneres.

De todas formas, la operación Bobinas Blancas hizo que el tema vuelva a ser puesto sobre el tapete, sobre todo en lo que refiere a la necesidad de contar con un equipo de tercera generación capaz de monitorear la multiplicidad de cargas que ingresan a los puertos locales, sin que esa operación implique demoras y se realice con camiones y trenes en movimiento.

Sin barreras

La fragilidad de los puertos nacionales de ultramar no resulta un tema nuevo. En tal sentido, conviene recordar que en 2013 la oficina antidrogas de las Naciones Unidas ubicó a la Argentina como el tercer punto de partida de la cocaína hacia el mundo, detrás de Brasil y Colombia.

Incluso ese año el Auditor General de la Nación, Leandro Despouy, había denunciado que no se hacían controles y que los escáneres de las aduanas carecían de dispositivos para “detectar” estupefacientes.

En su informe, Despouy aludió a las inspecciones realizadas en 2010 y 2011 en los puertos de Buenos Aires, Campana y San Lorenzo, entre otros, concluyendo que los equipos, “no detectan la diferencia entre sustancias orgánicas e inorgánicas. Con lo cual es uno de los aspectos principales que habilita la posibilidad de la exportación de drogas sin ningún tipo de control”.

Desde la misma Aduana reconocieron que sirven más para disuadir que para buscar drogas.

Los orígenes

Luego del atentado a las Torres Gemelas, en septiembre de 2011, Estados Unidos comenzó a instrumentar un sistema de control denominado “puertos seguros”, donde establecía que no iba a aceptar cargas en su país que fueran despachadas desde puertos sin supervisión electrónica.

Esto hizo que la Argentina firmara un acuerdo con la empresa china Nuctech para adquirir escáneres destinados al control de camiones con contenedores. Los primeros equipos (modelo THSCAN 1213LH) se adquirieron en 2006 con una inversión de casi 22 millones de dólares (nueve escáneres). Luego se anunció la compra de otros 11, pero con las mismas limitaciones.

Además, según pudo saberse, en los puertos donde se emplean no todos los contenedores pasan por el sistema de control electrónico.

Con la llegada de la administración de Mauricio Macri, Nación comenzó a reforzar los controles, sobre todo en el área de Rosario y Buenos Aires, por lo cual es posible que el tráfico de cocaína ahora se haya trasladado hacia el sur.

Ya el año pasado Roberto Moro, titular de la secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico (Sedronar), había dicho a este diario que “todos los puertos están bajo investigación, inclusive el de Bahía Blanca”, por la salida de cocaína al exterior.

“La cocaína sale por puertos aéreos y marítimos, como el que tienen ahí (Bahía Blanca). Están bajo investigación todos los puertos".

Polo Logístico local
Una iniciativa que no prosperó en 2014

A comienzos de 2014 el entonces titular del Consorcio de Gestión del Puerto de Bahía Blanca, Hugo Borelli, propuso la creación de un Polo Logístico en la terminal marítima local mediante un escáner de alta resolución y alto poder de penetración para bultos y contenedores.

La iniciativa debía estar complementada por un Sistema de Circuito Cerrado de Televisión (CCTV) con cámaras estratégicamente ubicadas, que permitiesen visualizar en forma total el ingreso y egreso de mercaderías.

La propuesta fue formulada en marzo de ese año, durante una reunión con autoridades de la Aduana Nacional y de la Secretaría de Agricultura, realizada en el ámbito de la Subsecretaría de Puertos y Vías Navegables de la Nación.

El Polo Logístico de Bahía Blanca debía incluir al Consorcio del Puerto, la terminal de contenedores, la Zona Franca y también impulsaba extender su atención a otros depósitos fiscales de la ciudad, al Polo Petroquímico y al Parque Industrial.

Sin embargo, la iniciativa no prosperó por falta de interés gubernamental