Bahía Blanca | Jueves, 18 de abril

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Llega a las escuelas la lucha contra las drogas

Presentaron un proyecto preventivo que se pondrá en marcha en entidades educativas de la ciudad.
Fotos: Pablo Presti y Archivo LN.

Por Claudio Rodríguez Kiser/crodriguez@lanueva.com

   El evidente crecimiento de las adicciones entre los jóvenes, la mayor facilidad de acceso a las sustancias y la baja en la edad de inicio reclaman más medidas de prevención. La droga ya está en las adyacencias de las escuelas, en especial en los sectores más vulnerables.

   Por ese motivo nació “Abordaje integral del consumo problemátivo de sustancias en instituciones educativas formales y no formales”.

   Se trata de un proyecto multidisciplinario que se pondrá en marcha el mes que viene y estará a cargo de la profesora y técnica superior en Seguridad Pública, Magalí Carbone, integrante de la delegación local de Drogas Ilícitas.

   Participaron de su gestación, además de la mujer policía -la creadora-, la secretaría municipal de Seguridad, la Jefatura Distrital de Educación y la Regional de Políticas Socio Educativas

   La idea es, sin abandonar la lucha contra la oferta, tratar de mitigar la demanda.

   Generar estrategias de prevención en la comunidad educativa mediante talleres que exhiban el conflicto y demuestren posibles soluciones.

   “La autora intelectual es Magalí, aunque hay que destacar al jefe de la Delegación, comisario Marcelo Giussia, quien viene pensando todo el tiempo en combatir la oferta. Ahora es el tiempo también de luchar contra la demanda”, sostuvo Emiliano Álvarez Porte.

   El secretario municipal presentó el proyecto a “La Nueva.” junto con Carbone; Celeste Veiga, jefa distrital de Educación, y Gisela Caputo, coordinadora regional de Políticas Socio Educativas.

   “En los allanamientos, operativos o detenciones veníamos viendo que la demanda empezaba a los 13, 14 o 15 años. Hay un foco muy grande y combatirla significa que la policía haga un cambio importante en su forma de trabajo. Esto es inédito, porque no había entrado antes la policía en las escuelas”, dijo el funcionario comunal.

   Carbone señaló que en primera instancia se pensó en chicos de la secundaria, aunque “la idea es llevarlo a todas las instituciones educativas, comenzando desde la etapa inicial”.

   “Hoy estamos enfocados con los chicos de los últimos años del nivel medio, que son los que a diario conviven con las drogas. Si ellos no consumen, tienen un amigo, o un amigo de un amigo que lo hace. De cierta manera, queremos prevenirlos de qué es lo que están consumiendo,y qué efectos produce a largo y corto plazo. Sobretodo, tratando de informarlos”, afirmó Carbone.

   Para tomar las decisiones, desde el municipio escucharon a las autoridades educativas. La intención es comenzar en los sectores más comprometidos.

   “No queremos estigmatizar, porque el problema está radicado en toda la ciudad, pero priorizaremos en un principio los sectores más vulnerables y que están vinculados a la periferia”, describió Álvarez Porte.

   Las autoridades creen que existe un círculo vicioso: jóvenes que roban para drogarse y se drogan para robar.

   “Una vez que entran es muy difícil sacarlos. Enseñando las consecuencias podemos luchar contra la demanda”, agregó.

   Procurarán formar más operadores para que acompañen a Carbone en las intervenciones.

   “Ésta es la principal preocupación del intendente Héctor Gay. Se viene combatiendo muy bien; los secuestros de drogas que se han hecho en este año y medio no se hicieron nunca”, sostuvo.

   En esta misma línea, Álvarez Porte volvió a hacer referencia a la falta de fiscales “para el narcomenudeo”.

   “Es algo que afecta muchísimo al barrio. Hay pedidos nuestros directamente a la Procuración para colocar al menos otro fiscal. De todos modos, para el crecimiento que ha tenido la ciudad, necesitaríamos tener por lo menos tres”.

En qué consistirán las capacitaciones

   Además de ser integrante de la delegación de Drogas Ilícitas, Magalí Carbone es docente, profesión que considera “vital” para ingresar en las escuelas y hablar con los alumnos.

   “Mi idea es encarar cada una de las charlas desde la prevención como factor primordial, también contarles cuáles son las drogas que están en auge, si bien se conocen las más básicas, explicar el tema del ácido, las pastillas. etcétera. Diferenciarlas y saber cómo se encuentran, las abstinencias. Cuáles son los problemas físicos y psíquicos que trae el consumo de las drogas”, detalló.

   “También orientarlos a que si necesitan ayuda puedan recurrir a diferentes instituciones, ya sea los hospitales o la línea 141 del Sedronar. Alentarlos a que puedan denunciar casos en la delegación o en el 911, o que también puedan charlarlo dentro de la institución con el docente, el preceptor o alguien de confianza”, sostuvo.

   En principio, ella será la referente de las charlas, aunque la intención es “capacitar a personal de otras instituciones para seguir abarcando más lugares”.

   La preocupación de Carbone apunta al aumento del consumo de drogas.

   “Sin dudas que hubo un aumento en ese sentido y también hay mayor facilidad de ingreso. En un primer momento se accede en los grupos que se forman en las plazas o afuera de las casas. Los sectores vulnerables llegan más rápido y los chicos son utilizados como 'soldaditos'. Si bien no hay una estadística, la edad de inicio de consumo ya se está dando a los 12 años”, contó.

   Para la docente, “lo importante es que los chicos sientan confianza con la policía y no se repriman. Siendo la policía quien da las charlas, puede ser que se genere otro vínculo”.

“Jóvenes cautivos de esa oferta”

   Celeste Veiga, jefa distrital de Educación, sostuvo que el tema drogas “preocupa a todos”.

   “Tiene que ver con el conflicto que están atravesando nuestros jóvenes y nos sumamos y entendemos que solo trabajando en red vamos a poder resolverlo. Esto es un camino que se inicia y celebramos el momento que Emiliano (Álvarez Porte) nos convocó y, desde ya, le vamos a dar la potestad a los inspectores de Educación para que ellos vean la forma más viable, siempre pensando en esta dinámica de taller”, explicó.

   Para Veiga, “es significativo que los chicos empiecen por entender lo que ellos minimizan y puede llegar a provocarles”.

   “Deben empezar a quererse. Esto también es responsabilidad de los docentes. Este acompañamiento y las prácticas de cuidado son parte de la enseñanza y es nuestra responsabilidad. Estamos a disposición para abrirles la puerta. Nosotros pensamos que también las políticas socioeducativa les permiten compartir muchos momentos durante los fines de semana. Es un espacio muy significativo, porque muchas veces pasa a ser el lugar más importante que tienen”, advirtió.

   La jefa distrital pidió, al mismo tiempo, que la educación sea cada vez más democrática, aunque acompañada por el adulto.

   “Muchas veces los padres golpean las puertas de las instituciones porque están muy preocupados. Nación puso a disposición una línea telefónica para que los padres que observen alguna situación o no la puedan resolver expresen su demanda. Para ellos tampoco es fácil. Lo que genera y trastorna a un joven cualquier tipo de drogas, supera muchas veces a cualquier persona o institución”, comentó.

   Veiga dijo que los jóvenes son seducidos y cautivos de esa oferta, y ratificó que a principios de octubre comenzarán a desarrollarse los talleres en las aulas.

   “También se han equipado las escuelas de verano, a través de una política de la gobernadora María Eugenia Vidal, y llamamos a todos los padres a que nos acompañen en este camino de ayudar a los chicos a tener una mejor vida. No se puede atacar todos los frentes de una, hay que dar pasos cortos pero firmes. Formar otros operadores que acompañen a Magalí, que es una experta en esto, será también vital. En el entorno de las escuelas esta la gran preocupación, porque para ellos (los vendedores de droga) es tener a la población cautiva”, cerró.

Caputo: “Hay que ponerlos en alerta”

   “En la Dirección Regional de Políticas Socio Educativas, con una matrícula menor a la que tienen las escuelas, tenemos la intención de hacer un trabajo de mayor cercanía. El desafío que nos proponen es trabajar de forma articulada con todas las políticas de Seguridad que se llevan a cabo en el barrio, en los destacamentos, en las instituciones y en las sociedades de fomento”.

   La frase corresponde a Gisela Caputo, quien está convencida de que lo que se inicie en las escuelas deberá seguirse con los padres en los foros y con la presencia de la Policía Local en cada barrio. También apuntó a comprometer a los centros de estudiantes. “Nos parece fundamental para replicarse esta política pública de prevención. Ellos deben comprometerse. Nuestra intención es convocarlos para que continuén ese trabajo que se inicia en las escuelas”, dijo.

   “Muchas veces las voces de sus pares es más significativa y a partir de los líderes de esos grupos poder alzar la voz y ser escuchado. Esto tiene que ver con un compromiso como ciudadano”, agregó, por su lado, Veiga.

   Caputo también reconoció que muchas veces los chicos no son captados como “clientes”, sino también para ponerse a disposición de los vendedores. “Son menores y los utilizan. Hay que ponerlos en alerta”, observó.

   En Cabildo ya prendieron algunas luces de alerta, dijo la funcionaria.

   “Nos contaron su preocupación sobre esta problemática y nos plantearon tener charlas, porque muchas veces ven la droga pero no la reconocen, como tampoco los cambios de actitudes en los chicos. Esto se hará dependiendo de la demanda”, informó.

   “No debe quedar en la mirada que estamos estigmatizando a los jóvenes, sino que nos ponemos en el rol del adulto que en algún momento no estuvo presente. Por algo sucede todo esto”, reconoció.

   Caputo, finalmente, admitió tener expectativas en el proyecto. “Muchas veces se entiende que la seguridad es mayor presencia policial, de patrulleros o cámaras, pero que la Secretaría de Seguridad y la Policía entiendan que hay que trabajar desde la educación y la prevención, habla de una política pública que mostrará resultados a largo plazo. Le daremos a los jóvenes un espacio de contención”, cerró.

Un caso lamentable disparó las alarmas

   El consumo y las adicciones entre los jóvenes se mantiene en alto índice, de la misma manera que el nivel de preocupación de las autoridades por lograr el mejor marco de prevención.

   El caso del deceso de un adolescente de 15 años en Ingeniero White, producto de la inhalación de gas butano, elevó el grado de atención.

   Fue la noche del 10 de marzo último, en Castro Barros al 2700.

   Los dos amigos de Diego que lo acompañaban al momento de su descompensación, corrieron para avisarle a la familia. Un hermano del menor lo trasladó al Hospital Menor, pero dicen que ingresó sin vida. Tuvo una convulsión, que desencadenó una fibrilación ventricular y el posterior paro cardiorrespiratorio.

   Los médicos y la policía confirmaron que algunos chicos, especialmente en zonas más vulnerables o marginales, usan el gas butano para anestesiar la realidad. Como forma de evadirse. Así surgen algunas drogas no convencionales, que no llegan a ser un alucinógeno porque el efecto no es tan duradero.

   En el cuerpo, el butano entra en contacto con el oxígeno, lo desplaza e ingresa en los alvéolos pulmonares, generando fallas de todo tipo, que pueden llegar -como en este caso- a la muerte.

   “La intoxicación deviene de la no incorporación de oxígeno al organismo y el principal efecto de este tipo de sustancias, pese a que el más común sea el pegamento (tipo Poxiran), son las alucinaciones aunque no significa que sea un alucinógeno. No son drogas, sino que producen un efecto de intoxicación”.

   Quienes aspiran gas butano pueden sentir palpitaciones, somnolencia y taquicardia. Es un depresor del estilo de los alcoholes.

   No tiene un uso habitual como en el gran Buenos Aires, Rosario o Córdoba. Se cree que el 1% de los chicos que ingresan en los centros asistenciales con intoxicación lo hacen por este tipo de solventes.

   Lo que más preocupa, según reconoció Hugo Kern -jefe de la Unidad de Salud Mental y Adicciones de la secretaría municipal de Salud y miembro del Centro de Adicciones que funciona en el Hospital Municipal- es que este tipo de conductas son parasuicidas. Los varones son los que más están expuestos a las intoxicaciones.

   “No está el objetivo de lastimarse pero implica el consumo de actividades riesgosas que ponen en juego su vida”, aseguró.

Preocupación por las previas "naturalizadas"

   Yanina Ventura, desde 2009 titular local del Centro Provincial de Atención a las Adicciones (CPA), confirmó que desde la delegación local no advierten cambios significativos en materia de consumo de sustancias y drogas en la ciudad, aunque esa meseta no es positiva sino que “seguimos sin estar bien”.

   El CPA asiste a unas 400 personas, en promedio, todos los meses, entre pacientes y familiares que acompañan. En el caso de jóvenes y adolescentes, el alcohol, la marihuana y los psicofármacos significan el problema más importante. La edad de inicio promedio: entre 14 y 16, aunque atienden casos de más chicos. De 12 y 13.

   “La problemática actual sigue siendo compleja. En lo que sí hay diferencia ahora es que no se consulta tanto en la adolescencia, sino más tarde, quizás tenga que ver con la naturalización de las previas”, opinó Ventura.

   Es decir que se someten a los tratamientos, pero en muchos casos con demora y el problema instalado.

   “Antes las mamás venían después de la primera vez que se alcoholizaban sus hijos. Ahora no vienen de entrada. Pareciera que está naturalizado”, ratificó.

   A propósito de las charlas que se van a iniciar en las escuelas, Ventura consideró vital trabajar en la prevención.

   “Hay que luchar contra la no naturalización del consumo y entender que lo que puede ser una cuestión recreativa en un momento, se puede volver patológico después”, afirmó.

   Sobre el caso del chico que inhaló gas butano, admitió que no se trata de una práctica habitual -al menos en las que ellos tuvieran que intervenir- pero sí que existe “mucho consumo de tolueno y naftas”.