Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

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Midget: una tarde de anécdotas y risas para amenizar la espera de Gustavo Zennaro

El piloto dialogó con "La Nueva." en la habitación del Hospital Privado del Sur, donde se recupera del neumotórax traumático sufrido el último viernes.
Fotos: Emmanuel Briane-La Nueva. y Archivo.

Por Gonzalo Martínez / gmartinez@lanueva.com

   “Esta es la única vez que agarramos el 1”, bromeó Gustavo Zennaro luego de nuestro ingreso a la habitación N°1 del Hospital Privado del Sur, sala donde descansa desde el sábado, tras la intervención quirúrgica por un neumotórax traumático.

   “Con los hospitales y los velatorios no quiero saber nada. Entré porque no me quedaba otra”, anticipó el piloto accidentado en el primer repechaje de la quinta fecha del Estival de Midget.

   Ya pasaron cuatro días de la operación a cargo del cirujano Claudio Gáspari, aunque el alta lo recibirá recién cuando el pulmón vuelva a expandirse con normalidad; proceso que, según el profesional, puede demorar hasta 7 días.

Con un globo verde, Gustavo intenta perfeccionar su capacidad pulmonar.

   "Voy a esperar lo que sea necesario", le respondió al médico mientras le confirmaba -cerca de las 19 de ayer- que debía permanecer internado por lo menos un día más...

   Bien acompañado por su mujer María Julia, quien permanece junto a él desde el sábado, y familiares que se acercaron en masa durante el horario de visita, agradeció por los llamados y la atención recibida por el Club.

   "La atención fue impecable. El médico (Joaquín Sacchetti) se acercó al box para ver si no quería realizarme los estudios luego de darme unos corticoides para neutralizar el dolor que tenía. El Osito (Gabriel) Schiebelbein me insistía para que vaya a hacerme las placas, pero me sentía bien en ese momento", aseguró.

   —¿Y después de la pista?

   —Seba (Burgos) quería ir a comer a un carrito, pero Julia me estaba esperando en casa. Entonces volví, calladito (risas), y me acosté a dormir. Esa noche me costaba un poco respirar, pero cuando me acurrucaba en la cama se me pasaba. El sábado a la mañana la respiración era cada vez más ronca, entonces agarré la camioneta, busqué la orden y me vine para el hospital.

   "Acá me hicieron las placas, y en la radiografía salió la mancha en el pulmón izquierdo. Me operaron y salió todo de diez", describió.

   —¿Vino mucha gente?

   —Uffff. Y los que no vinieron hablaron por teléfono a casa, fueron hasta el taller o me hicieron llegar sus saludos. Pude comunicarme con Pochón, De Acharán, Bautista, Villar, Sarcou, D'Amato, Pancho Palma y algunos más. Les agradezco a todos.

La maniobra

   “No fue un palo fuerte, por lo que me pareció desde arriba. Estaba intentando pasar a Rouaix por afuera y de repente se cruzó mal porque le pegaron de adentro y me fui contra el paredón. Ni siquiera sé si los excluyeron. Corrí el repechaje para probar unas cosas en el auto, pero lo tendría que haber cargado en el trailer y volverme", se lamentó.

Luego del impacto contra el muro, se bajó por sus propios medios.

   "Me bajé porque no sentía nada. Eso fue un error. El doctor nos pide que nos quedemos en la butaca y tiene toda la razón del mundo. Pasa que los pilotos, con la adrenalina, también queremos salir lo más rápido posible”, justificó.

Despedida del Estival

   —¿Te desespera el hecho de no poder volver a correr hasta la temporada que viene?

   —Para nada. Si a mí el médico me dice que no me puedo subir hasta octubre, no me voy a subir hasta octubre. No soy un loquito y respeto los tiempos porque antes que nada soy un tipo sano.

   Por las dudas, Julia también lo advirtió: “Vas a tener que esperar”.

   "Me dijeron que el neumotórax le agarra más a los hombres que a las mujeres, y los flacos son más propensos. Ese es el drama", sostuvo.

   “Esto lo volví a hacer para divertirme. Alquilé un auto y corrí. Es igual que contratar un jugador para pelear un campeonato. Es una lástima porque tenía un equipo bárbaro y Fernando trabaja de una manera incansable", reconoció.

   El chasis, pese a que no sirve más, logró absorber gran parte del impacto.

   “A las tres de la mañana, el chasis ya estaba todo desarmado. Los anclajes de la butaca se corrieron para el costado. Quedó destruído".

Uno en cada pueblo

   —¿Recordás algún accidente similar?

   —Tuve varios, pero nunca me internaron. En Tornquist me clavé en un pozo y volqué feo; y una vez en Médanos se me cortó una rótula y di como 800 mil vueltas. Eso no es nada, porque te mareás un poco y se te pasa, pero el golpe contra el paredón es seco.

   "El peor de todos fue en Coronel Dorrego. Me toqué con (Fabricio) Casini y quedé dado vuelta en la recta. (José) Lorré no me pudo esquivar y me pegó con la rueda en la cabeza. Cuando volvía para Bahía, la ruta se me movía batante", bromeó.

   Después de unos chequeos, recibió el reto del neurólogo.

   "No me podía dormir y yo dormía más que nunca", recordó. 

La anécdota

   Por último, su esposa Julia revivió una anécdota que quedará para la historia de la familia.

   "Cuando Guillermo (NdeR: su hijo) tuvo un neumotórax espontáneo y el médico contó todo lo que le iba a hacer, a Gustavo lo tuvimos que cargar en una silla de ruedas porque se desmayaba. El sábado, Guille lo vio con la máscara de oxígeno, se sintió mal y cuando se fue, llegó a la vereda y se acostó porque sentía que se caía", dijo.

   Los Zennaro odian los hospitales y el neumotórax parece ser su principal enemigo. Sin embargo, en familia, le ponen el pecho una vez más...