Bahía Blanca | Martes, 23 de abril

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Mereció mandarlo al Diablo, aunque esta vez hubo una “Campaña” en contra

Olimpo no puede ganar en cancha de Independiente, aunque ayer estuvo más cerca que nunca. Fue 0-0 en un terreno mojado y muy rápido. La figura del partido, el arquero del Rojo, Martín Campaña.
Cristian Villanueva se arroja a los pies de Emiliano Rigoni, pero no puede evitar el desborde. Olimpo hizo un buen partido en el Libertadores de América.

Por Sergio Peyssé / speysse@lanueva.com

Estuvo a punto de mandarlo al “Diablo”. Nunca antes había estado tan cerca de exorcizar al Demonio en esa cancha maldita. Porque jamás lo había desafiado, jamás había puesto en riesgo su espíritu y su alma y ayer fue la primera vez que no tuvo miedo de caer en la tentación de siempre: creer, querer y no poder.

No me quiero apresurar, pero es necesario iniciar este análisis con dos aspectos esenciales, que no pueden pasar por alto ni perderse en algún párrafo cualquiera. Olimpo jugó el mejor partido de la historia en el estadio del Rojo y por primera vez hizo más méritos que el dueño de casa para quedarse con el trunfo. Es más, repasando mentalmente vistas anteriores, hasta me animaría a decir que en el partido de la víspera, el aurinegro creó más opciones de pregol que en aquellas 8 presentaciones (2 empates y 6 caídas) juntas.

Si usted es hincha de Olimpo, tendría que estar orgulloso de ver jugar así a este equipo. Por varios motivos: respeta una idea, es peligroso a partir de la presión alta en campo enemigo, el mensaje de que tienen que atacar y defender los once es igual para todos y no se siente menos que nadie, ni siquiera jugando en un terreno mojado, rápido y traicionero como el de ayer.

Tal vez rezó y mucho antes de llegar a Avellaneda, pero el conjunto bahiense nunca se sintió en el infierno ni tuvo que andar suplicándole al cielo para que el Diablo no haga de las suyas. Al contrario, lo salió a buscar, y casi lo empuja a la hoguera delante de su propia gente, que no paró de silbar y quejarse en contra de un equipo que no contagia.

Con un 4-1-4-1, parado bien adelante y obligando el error ajeno, los de Cristian Díaz tuvieron en jaque al Rojo en el primer tiempo. Gaona Lugo sacó a bailar varias veces a Tagliafico, Sills tuvo más ímpetu que Méndez y el Torito Rodríguez en el medio, Parnisari fue un acompañante inesperado en cada avance y el dueño de casa se sintió invadido y confundido.

Por lo que se vio, dio la impresión de que el que menos ganar tenía de perder fue el Rojo, que se paró con un 4-4-1-1, con Denis como único referente de área y siendo muy repetitivos con los centros y los pelotazos cruzados.

Sin fundamentos en la primera mitad, Pellegrino metió dos cambios en el descanso, modificó el dibujo táctico (pasó a un 4-3-1-2) y el coraje del equipo sólo lo transformó en fútbol el Cebolla Rodríguez, quien solito se las ingenió para hacer retroceder a Olimpo.

Pero refugiarse unos metros más atrás, regalar la pelota y no presionar tan arriba no significó conformarse con el punto. Nada que ver, porque el aurinegro, mucho más inteligente que su adversario, le jugó de contra y en ese segmento también estuvo más cerca de ganarlo.

Tal vez sea una maldición, tal vez necesitará invocar a más Santos, pero ayer estuvo a punto de ganar por vez primera en el Libertadores de América. Sólo tuvo una “Campaña” en contra, y fue la del arquero del Rojo...