Bahía Blanca | Sabado, 20 de abril

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Una amenaza que persiste

Nazareno Goyak está libre.

Camina por las calles como cualquier hijo de vecino y ni siquiera se tiene la certeza de que no circule conduciendo un vehículo por las mismas arterias en las cuales, en las últimas semanas, generó un hecho que dejó en delicado estado de salud a Dana Guiglioni, de 19 años de edad.

Goyak conducía su vehículo por la calle 11 de Abril, a excesiva velocidad de acuerdo con testigos, luego de beber abundante alcohol, sin respetar semáforos y con una inconsciencia completa en cuanto a las consecuencias posibles de semejante conducta.

Así llegó a la esquina de calle Mitre, ignoró el rojo e impactó contra un coche.

Su auto terminó contra el cordón, golpeó un semáforo que cayó e impactó contra la cabeza de Dana, que de manera circunstancial se encontraba en el lugar.

Goyak, mencionan testigos, salió de su auto, estuvo unos minutos en el lugar, fumó un cigarrillo y se alejó sin siquiera evaluar las consecuencias de su accionar.

Dana quedó en el piso, inconsciente, esperando hoy que su juventud le permita sortear lo delicado de su salud.

La jueza de Garantías Nº 3, Susana Calcinelli, se hizo cargo del caso y, a pedido del abogado de Goyak, hizo lugar a la eximición de prisión del conductor, medida que generó un fuerte rechazo social y puso, una vez más, a la justicia y a la jueza en el banquillo de los acusados ante decisiones que hacen dudar de su sano criterio.

Hay quienes buscan desdibujar la responsabilidad de Goyak insinuando que no hubo intención de herir a Dana, que solo una serie de hechos casuales se conjugó para que un golpe y una caída coincidieran en tiempo y espacio.

Lo cierto es que la irresponsabilidad y conducta de Goyak resultan suficientes para que una consecuencia de esa magnitud fuera previsible.

La ley debería asegurar a todos los ciudadanos que un sujeto de estas características nunca jamás volverá a conducir.

Porque además su conducta -con antecedentes en hechos similares- es signo de completa irresponsabilidad.

En este momento puede estar nuevamente en las calles, junto con otras personas que esperan que llegue el colectivo.