Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

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Muchos afectados con hepatitis C todavía no tienen un diagnóstico

En el marco del Día Mundial contra las Hepatitis Virales, que se conmemoró ayer viernes, los expertos remarcan que esta afección ataca a unos 400 mil argentinos.
Muchos afectados con hepatitis C todavía no tienen un diagnóstico. Salud. La Nueva. Bahía Blanca

David Roldán

droldan@lanueva.com

La Asociación Argentina para el Estudio de las Enfermedades del Hígado, remarcó la necesidad de trabajar sobre la concientización y detección de la hepatitis C, una enfermedad que entre 6 y 7 de los 400 mil argentinos que padecen, aún lo ignoran.

“Estamos hablando del equivalente a 4 o 5 estadios de fútbol repletos; cientos de miles de personas que no saben que tienen un enfermedad grave que va ocasionándoles daño irreversible en su hígado y puede desencadenar cirrosis, falla hepática, cáncer, otras afecciones no hepáticas y necesidad de trasplante”, explicó el doctor Ezequiel Ridruejo, médico hepatólogo, actual presidente de la AAEEH.

La hepatitis C representa un problema de salud pública de tal dimensión, que la Organización Mundial de la Salud asumió el tema como prioritario y estableció como objetivo lograr su erradicación para 2030.

Hoy es una enfermedad curable y nuestro país cuenta con los medicamentos que pueden curar a más del 95 por ciento de los casos, algo prácticamente sin precedentes en la historia de la medicina moderna.

El primer desafío que existe, como sociedad, es la detección.

“Según el doctor Ridruejo, la hepatitis C es una enfermedad que no da síntomas; entonces es necesario salir a buscar a los portadores del virus y encontrarlos. Para ello necesitamos del apoyo de todo el sistema de salud”, afirmó.

Puntualizó que los médicos deben solicitar dentro de los análisis de rutina el test de la hepatitis y debe haber disponibilidad de los reactivos para efectuar el test en los hospitales y centros de salud de todo el país.

“Sólo así podremos ir combatiendo con más éxito esta enfermedad”, dijo el profesional.

Los grupos de pacientes deben continuar trabajando juntos como aliados para darle visibilidad al tema, ponerlo sobre la mesa y hacer valer su derecho a la salud.

En cuanto al Estado, debe contribuir con campañas de concientización y detección y trabajar junto con todos los actores necesarios para garantizar el acceso a la cura definitiva.

El segundo desafío pasa por lograr tratar a los pacientes más rápido, es decir, antes de que la enfermedad progrese y después sea difícil de manejar.

Hoy se los está tratando con grados avanzados y descompensados de cirrosis y daño hepático, pero es fundamental poder anticiparnos y curar el virus antes de que ocasione daño irreversible.

“Muchos países ya están tratando y curando a pacientes que no presentan todavía un compromiso severo y , de esa manera, tendrán muchas mejor calidad de vida y mínimos riesgos de progresión luego de la cura”, apuntó la doctora María Virginia Reggiardo, médica hepatóloga y gastroenteróloga, tesorera de la AAEEH.

En la misma línea el doctor Ridruejo recordó que la actualización 2017 de las guías de tratamiento ya incluye contemplar ahora a los individuos sin manifestaciones más que una fibrosis en el hígado en un estadio leve a moderado y que el objetivo, en un futuro próximo, es tratar a todos los pacientes portadores del virus C, independientemente del estadio de la fibrosis hepática.

Muchos creen que no estuvieron expuestos a ninguna situación de riesgo de contraer hepatitis, pero la gran mayoría de los diagnosticados sorprenden a la persona y le cuesta identificar cómo sucedió.

Las vías de contagio son a través de la sangre infectada, fundamentalmente por transfusiones de sangre y hemoderivados antes de 1992, el uso de instrumental médico y odontológico mal esterilizado, por compartir cepillo de dientes, afeitadoras, jeringas u otros elementos cortantes.

También, a través de la realización de tatuajes y piercings sin los cuidados necesarios, relaciones sexuales sin protección y de madre a hijo durante el embarazo.

Si bien hoy nadie está exento de riesgos, existe mucha mayor conciencia en el manejo de instrumental médico, esterilización de elementos para tratamientos de belleza, etc, pero 30 años atrás no era así.