Dos bahienses, entre los mejores estudiantes de biología del mundo

Redacción de La Nueva.

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Cecilia Corradetti

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Nahuel Fonseca y Melina Alvarez tienen 17 años, cursan el último año de la secundaria en la Escuela de Agricultura y Ganadería dependiente de la Universidad Nacional del Sur (UNS) y, aunque todavía no han decidido su futuro, ya cuentan con un excelente puntapié en el campo de la Biología.

Es que ambos quedaron seleccionados entre alrededor de 3 mil alumnos de todo el país para (en el caso de Nahuel) representar a la Argentina en la Olimpíada Internacional de Biología. Así, en julio tiene previsto viajar a Coventry, Inglaterra,

Melina, en tanto, fue una de las cuatro argentinas y única bahiense seleccionada para formar parte de la Olimpíada Iberoamericana de Biología, en Portugal, en septiembre próximo.

“Qué otro sentimiento más que orgullo podemos sentir por estos dos grandes representantes. Creemos que las expectativas ya están cumplidas, ahora es tiempo de disfrutar...”, reflexionó Liliana Castelli, directora del establecimiento que funciona en avenida Cabrera al 3300.

De la mano de la profesora Liliana Tumini, con la colaboración del tutor y exalumno Octavio Caspe, los chicos, que cursan 6º “B” y 6º “A”, fueron sorteando diferentes etapas hasta alcanzar la meta a nivel nacional, hasta llegar a este logro, de alguna manera impensado.

Serán los únicos embajadores bahienses: Nahuel viajará a Inglaterra acompañado de dos cordobeses y una mendocina y una vez en Inglaterra, competirá con los mejores biólogos preuniversitarios de 65 países del mundo.

Melina, en tanto, lo hará junto a tres estudiantes porteños y se disputará la medalla con los más destacados alumnos de Iberoamérica.

Directiva y docente no ocultan su orgullo. “Estos chicos reúnen todos los requisitos a nivel de la formación integral, ya que no se trata únicamente de cumplir con los contenidos”, dijo Castelli, para agregar: “Son excelentes personas, humildes y responsables”.

Tumini añadió: “Es muy grato saber que muchos de los contenidos de nuestro entrenamiento se asemejan al de los primeros años de la carrera de Biología”.

Castelli valoró el apoyo de ese departamento de la UNS, al tiempo que comentó que los pasajes de las instancias de las olimpíadas corren por cuenta de la cooperadora de la escuela y del ministerio de Educación de la Nación.

“Nuestro establecimiento participa de estos certámenes desde 1996 con excelente performance y esto, insisto, nos llena de orgullo”, expresó Castelli.

“Rara” sensación

Hacía tiempo que Nahuel “insistía” participando de olimpíadas. No era para ganar. Simplemente el mundo de la biología le fue apasionando casi sin querer.

“Vine de un colegio privado con una modalidad distinta. Mis padres me llevaron por este camino que al principio no me convencía. Pero hoy estoy agradecido porque me abrió la cabeza y me dio muchísimas oportunidades”, señaló.

Abanderado y también mejor compañero en otros años, Nahuel relató que en marzo y en Río Cuarto se enteró que había sido el primer seleccionado para viajar a una ciudad cercana a Londres junto con los mejores estudiantes de biología del mundo.

“Al principio los postulantes eran más de 3 mil. De a poco fui avanzando. Al final rendí dos teóricos y dos prácticos y cuando me nombraron fue un momento rarísimo. Fue una sensación muy extraña”, sostuvo.

Hijo de un ingeniero electrónico y una docente, Nahuel asegura que tiene otras motivaciones en la vida. El automovilismo, por ejemplo.

“Pero a veces es difícil quitarte el rótulo de estudioso”, advierte, para insistir en que la escuela es “libre y con un trato excelente y personalizado entre alumnos y docentes”.

A su regreso, decidirá su futuro. “Pero para eso falta”, se excusa, mientras cuenta que el cronograma consiste en una jornada de recepción, preparación, conocimiento del lugar; exámenes, excursiones; descanso y resultados.

“¿Nervios? Algo hay. Es que ahora no represento a la escuela, sino al país. Y eso no es poco para mí”, reflexionó.

A “dar lo mejor”

Es mujer de pocas palabras y pocas salidas. Cuenta que el boliche no le gusta, pero que tiene muchas y buenas amigas, casi todas del colegio.

Melina nació hace 17 años en Cabildo, de donde llega todos los días hasta Cabrera al 3300. “Desde chiquita amaba esto, quería ser veterinaria”, relata.

Hija de Nélida Kronemberger y de Daniel Alvarez, “Meli” tiene dos hermanos, Mauro y Emiliano. “¿Qué dicen? Están orgullosos”, confiesa, con timidez.

Lo cierto es que entre el 10 y el 16 de septiembre conocerá una isla de Portugal, algo con lo que jamás había soñado.

“Nunca me hice expectativas, aunque intenté dar lo mejor y esperar los hechos. No pensé que llegaría ese día. Estudié tanto como pude”, recuerda. Su profesora la halaga: “Ella pasó sus vacaciones estudiando, es una alumna con gran perseverancia y tenacidad”.

La Escuela de Agricultura y Ganadería, simplemente le cambió la vida, asegura.

“La elegiría de nuevo, el ambiente es diferente. Otro trato, personalizado y con gran dedicación de parte de los docentes” define.