Bahía Blanca | Viernes, 29 de marzo

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El hígado graso será más riesgoso que la hepatitis

Es una condición cada vez más frecuente en pacientes hipertensos, obesos y con diabetes II que no se mueven.
El hígado graso será más riesgoso que la hepatitis. Salud. La Nueva. Bahía Blanca

David Roldán

droldan@lanueva.com

El cáncer de hígado es el quinto tipo de tumor más frecuente en el mundo y si no se lo detecta a tiempo su abordaje se torna más complejo.

Su incidencia se triplicó en los últimos 35 años y a nivel mundial se diagnostican 700 mil casos por año.

Por eso, la Asociación Argentina para el Estudio de las Enfermedades del Hígado destacó la necesidad de prevenirlo, profundizando la lucha contra la hepatitis virales y controlando los factores de riesgo de desarrollar hígado graso.

Este fue uno de los temas discutidos en el Congreso Argentino de Hepatología que esta semanareunió a unos mil profesionales de todo el país, en Buenos Aires.

Hoy la gran mayoría de quienes reciben diagnóstico de hepatocarcinoma, que es el tipo de cáncer de hígado más frecuente en adultos, son pacientes con hepatitis B y C crónicas y cirrosis alcohólica descompensada.

El doctor Marcelo Silva, presidente del evento, manifestó que es indispensable detectar a tiempo a estos pacientes, antes de que desarrollen cáncer, porque cuando el tumor es diagnosticado precozmente tienen muy buenas chancas de curarse.

Por el contrario, cuando su detección es tardía, los tratamientos no son curativos sino paliativos.

Sin embargo, agregó el especialista que un nuevo factor asoma como desencadenante de la cirrosis y el cáncer y en la actualidad representa uno de los principales motivos de consulta.

“Es la esteatosis hepática, más conocida como hígado graso no alcohólico, que consiste en el depósito de grasa en este órgano vital, producto del sobrepeso, la obesidad, la diabetes y la vida sedentaria”, dijo.

El doctor Ezequiel Ridruejo, vicepresidente del congreso y actual presidente de la Asociación, remarcó que como el futuro de las hepatitis es auspicioso, se podía pensar en menos cirrosis y menos cáncer de hígado para los próximos años.

“Sin embargo, el crecimiento del hígado graso da la pauta de que no habrá menos enfermedad oncológica en el hígado y, lo que es peor, que es factible que lleguemos tarde, porque no se dará en pacientes hepáticos, que son a los que le monitoreamos el hígado con frecuencia”, expresó.

Al igual que en muchas otras enfermedades oncológicas, la detección a tiempo ofrece elevadas tareas de curación.

“Claro que, lamentablemente, tendemos a llegar tarde, porque las enfermedades del hígado rara vez dan señales que permitan al paciente sospechar su desarrollo y realizar una consulta con el especialista”, sostuvo el doctor Mendizábal, médico hepatólogo y secretario del comité organizador del Congreso.

Los pacientes con riesgo cardiometabólico aumentado suelen ser seguidos por el clínico, el cardiólogo,el endocrinólogo o diabetólogo e, inclusive, el nutricionista.

“Como comunidad médica, tenemos el desafío de elevar el nivel de alerta de estas especialidades para que tengan presente la importancia de monitorear el estado de salud del hígado y de trabajar en forma multidisciplinaria cuando sea necesario”, acotó el doctor Silva.

Aunque cuesta combatirlos, la comunidad distingue que el sobrepeso, la obesidad y la vida sedentaria ocasionan un grave impacto a nivel cardiometabólico, aumentando el riesgo de diabetes tipo II y de enfermedad cardiovascular.

“Lo que pocos saben es cómo silenciosa y lentamente elevan el riesgo de depósito de grasa en el hígado, que es un órgano muy noble y que se queja poco, pero que cuando se daña impacta severamente en la salud”, apuntó el doctor Silva.

“Por eso debemos comenzar a interpretar los factores de riesgo y las enfermedades que se desarrollan como entidades sistémicas, con consecuencias en todo el organismo. En algún punto es otra mirada de la medicina, pero es la que necesitamos para ayudar a los pacientes”, concluyó el doctor Ridruejo.