Bahía Blanca | Viernes, 29 de marzo

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Las cataratas, una excusa para poder disfrutar de muchas otras opciones

Cierto es que el epicentro del viaje serán las majestuosas caídas de agua, únicas en el mundo. De todas maneras, si recorre aquellas latitudes, seguramente se dará cuenta de que se puede diversificar mucho los paseos naturales.
Las cataratas, una excusa para poder disfrutar de muchas otras opciones. Turismo. La Nueva. Bahía Blanca

La ciudad de Puerto Iguazú, la más cercana a las Cataratas, ofrece múltiples atractivos que se complementan con la obligada visita a una de las 7 maravillas naturales del mundo.

Por ejemplo, su remozada costanera “Eduardo Arrabal”, un recorrido en catamarán, la feirinha, con sus locales típicos, o la impactante Aripuca, un complejo totalmente construido con troncos recuperados, entre muchas otras.

El paseo por la costanera se puede iniciar junto al Hito de las Tres Fronteras, donde las riberas argentina, brasileña y paraguaya se observan en la confluencia de los ríos Iguazú y Paraná, y que cuenta, en el lado argentino, con un show de aguas danzantes.

El paseo de la costanera es ideal para recorrerlo a pie o en bicicleta o bien hacerlo desde el agua a bordo de un catamarán, tanto de día como de noche.

“Cerca del Hito se encuentra el Orquideario del Indio Solitario, un vivero con unas 40 variedades de esa flor, nativas o introducidas”, detalló el presidente del Ente de Turismo, Leopoldo Lucas, quien precisó que las plantas pueden comprarse por precios accesibles.

En cuanto a compras, el sitio preferido por los turistas es el Duty Free Shop, elegido durante cuatro años como el mejor del mundo, en el que cada departamento representa una ciudad que lo lleva en un Paseo de Compras por New York de los 30, para bebidas, París por los perfumes, Shanghai por la electrónica, y Venecia por la moda.

Otro de los atractivos preferidos por los visitantes es la populosa “Feirinha”, que cuenta con 70 locales que ofrecen una picada con quesos, aceitunas rellenas, jamones crudos y cocidos y que es un rincón del Brasil en la ciudad.

Lucas aconsejó “no perderse” el llamado “Jardín de los Picaflores” al que calificó como “especial para la relajación y donde es posible contemplar más de 150 ejemplares de picaflores y otras aves que vuelan libres y se alimentan de semillas y frutos”.

En la ciudad también tienen la Aripuca, una majestuosa construcción de 500 toneladas de troncos recuperados a la manera de una trampa que utilizaban los aborígenes para cazar rodeada de otras construcciones también realizadas con material recuperado.

Allí se pueden saborear helados de yerba mate y rosella, mermeladas caseras, almorzar comidas típicas, adquirir artesanías únicas en maderas, piedras preciosas, y comprar yerba de calidad.