Tercera fecha: Acelerar como “loco”, la fórmula de Weimann para alcanzar los 22 triunfos

Redacción de La Nueva.

contenidos@lanueva.com

Por Gonzalo Martínez / gmartinez@lanueva.com

   La relación de Marcelo Weimann con la victoria en el midget comenzó a gestarse un 24 de noviembre del año 2000. El viernes, 16 años y un día después de aquel logro que marcó su carrera deportiva, el Narigón ratificó su vigencia para alcanzar los 22 triunfos en su historial. En el azar...

   —¿Te considerás uno de los pocos locos que quedan en la categoría?

   —No sé, yo no lo puedo decir. Lo que pasa es que siempre tuve mi estilo y me gusta más correr acelerando todo por afuera.

   —La gente suele decirlo…

   —Sí, los que me conocen ya saben la forma de correr que tengo, je.

   “¿Si voy a cuidar? Ahora voy a salir a ganar todas las carreras que se puedan, corriendo como siempre”, aseguró. ¿Quedan dudas?

   Al margen de la victoria de Weimann, fue una noche excepcional para el espectador desde lo climático y, sobre todo, en materia de espectáculo. El piso apareció en momentos determinantes, permitió sobrepasos por el sector externo y esa situación hizo aún más atractiva cada una de las cuatro largadas de la final que, dicho sea de paso, volvió a contar con nuevos protagonistas.

   En la primera partida, Juan Lucas De Acharán largó de la cuerda y lideró durante tres vueltas y media hasta la detención provocada por Ignacio Fernández.

   En la segunda se encendió el rojo por un golpe de De Acharán cuando Weimann, que había saltado a primera fila contra el paredón, ya le había torcido el brazo a Brian Altamirano.

   Justamente Brian se adjudicó la partida siguiente desde el tercer cajón de la grilla hasta un quedo de Schiebelbein en la salida de la curva 2; mientras que el Narigón repitió en la decisiva saliendo de la segunda ubicación.

   Sí, leyó bien. En las cuatro largadas, el ganador parcial o definitivo, largó de cajones diferentes. Una invitación al próximo viernes...

Las voces del podio

   —Emiliano Nuesch: “Veníamos de dos años muy malos; pero yo le tenía fe a este auto. Nos tocó el peor cajón, así que no podía hacerle una luz como para doblar a la par, y luego intenté una tijera, pero Marcelo (Weimann) me tapó muy bien”.

   —Julio Piñeiro: “Pude remontar con los reordenamientos hasta llegar a primera fila. Tenía ganas de ganarla pero llegué muy cansado”.