Bahía Blanca | Jueves, 18 de abril

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Una propuesta sobre Malvinas

Escribe Juan Luis Gallardo

Es evidente que a la Argentina le interesa hacer pie en las Malvinas. Y es de suponer que a Inglaterra también le interese poner fin al conflicto secular suscitado con nuestro país en torno al archipiélago, que supone para ella realizar gastos considerables para mantener allí un contingente militar importante. Pero, pese a ello, encontrar un punto de acuerdo no es fácil. Ya que la Argentina, con razón, no está dispuesta a ceder en lo que atañe a soberanía e Inglaterra tampoco puede hacerlo, porque los isleños jamás aceptarían dejar de ser ingleses. Dado lo cual el caso parece insoluble. Salvo que nuestro país llegue a poseer el poderío y el ánimo necesarios para recobrar las islas por la fuerza. Extremo que no parece probable y que, de todos modos, pondría a la Argentina ante el difícil dilema de qué hacer con los kelpers.

Así es la cosa, nos guste o no. De modo que, ante lo arduo del problema sólo se presentan dos posibilidades: que ambas partes se resignen a dejarlo sin solución o realizar un esfuerzo imaginativo para resolverlo. Efectuando además las concesiones indispensables a tal efecto.

Y, dando por cierto cuanto antecede, he realizado ese esfuerzo imaginativo y admito la necesidad de efectuar dichas concesiones.

¿Y cuál es la solución que se me ha ocurrido y que me animo a formular, pese a las dificultades que supondría implementarla? Mi solución es la siguiente:

1º - Dividir el archipiélago en dos: la Isla Soledad y la Gran Malvina, separadas por el Estrecho de San Carlos.

2º - Una línea, que correría por la mitad del Estrecho, del norte a sud, prologándose mar adentro, determinaría qué islotes se considerarían dependencias de la Isla Soledad y cuáles de la Gran Malvina.

3º - La Isla Soledad, incluida su capital, se adjudicaría a Gran Bertaña y la Gran Malvina a la Argentina.

4º - El archipiélago sería desmilitarizado, permitiéndose tan sólo la existencia de pequeñas fuerzas policiales, necesarias por razones de seguridad.

5º - Los isleños con propiedades en la Gran Malvina podrán conservarlas bajo soberanía argentina o, si prefirieran, venderlas.

6º - En cuanto a las concesiones para explotar los recursos petrolíferos o pesqueros situados en el mar territorial que circunda las islas, podrían ser de administración conjunta o regidos conforme a su emplazamiento de uno u otro lado de la línea divisoria mancionada en el punto 2º.

7º - Podría crearse un organismo destinado a resolver los diferendos que se plantearan, con participación de las Naciones Unidas.

El que antecede es el esquema básico de la solución propuesta. Instrumentado el mismo, la Argentina debería realizar un esfuerzo patriótico para radicar en la Gran Malvina industrias y establecimientos comerciales, incluida una universidad destinada a la educación de los pobladores de uno y otro lado del Estrecho, cuidando las autoridades políticas inglesas y argentinas de fomentar las cordiales relaciones entre la totalidad de los pobladores del archipiélago.

Me daría una gran satisfacción que nuestro Ministerio de Relaciones Exteriores tomara nota de esta propuesta. Creo que se justifica analizarla.