Deslucido cierre para una pobre campaña
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R icardo Caruso Lombardi lo hizo otra vez. Como sucedió con otros equipos, incluidos Racing y San Lorenzo, el verborrágico y mediático director técnico también salvó del descenso a Sarmiento de Junín.
Con una formación muy limitada, y que transitó las últimas fechas del torneo a los tumbos, consiguió un agónico triunfo en el Roberto Carminatti que terminó condenando a Argentinos Juniors a jugar en la Primera B Nacional.
Con el 0-1 ante los verdes, Olimpo cerró de manera muy deslucida el primer semestre de 2016. A diferencia de cotejos anteriores, el público no ocultó su fastidio con los jugadores y, además, los números mostraron una realidad elocuente: los aurinegros ganaron 1 de los últimos 9 partidos, situación que debilitó peligrosamente su promedio.
En efecto, su panorama asoma complicado con miras a lo que vendrá. Especialmente si se pone en marcha la decantación gradual de los 30 equipos a partir de la próxima temporada.
Ayer, igualmente, no mereció irse con las manos vacías. Más allá de un primer tiempo sin nitidez ni demasiada profundidad, en el complemento repuntó en su andar y generó las llegadas más propicias frente al arco defendido por Emanuel Trípodi.
Sarmiento, por el contrario, apenas si se arrimó en dos oportunidades a la portería de Nereo Champagne y definió el pleito en el minuto 47 de la segunda mitad con ese celebrado gol de Renzo Spinaci, que le permitió a los juninenses mantener la categoría.
El oportuno ingreso de Francisco Pizzini revitalizó a los bahienses en sus mejores pasajes del encuentro. El puntero mostró velocidad, desborde y desequilibrio por la izquierda y desde su participación en el juego, Olimpo dispuso de sus chances para quedarse con la victoria.
No obstante, Joel Amoroso y Elías Borrego fallaron en la definición y Trípodi tapó con los pies una entrada de Ezequiel Parnisari a espaldas de la retaguardia visitante.
Al margen de su voluntad para forzar el desarrollo y las ocasiones referidas, la producción colectiva no conformó a los hinchas. Tanto, que explotaron al final por la pobre campaña en el certamen y la preocupación que les genera el futuro cercano.