Bahía Blanca | Jueves, 18 de abril

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Las calles y un orden básico

Desde hace varios años el municipio viene estudiando y planificando un orden de circulación en las calles, en respuesta a un tráfico vehicular en constante crecimiento que se desenvuelve en arterias trazadas cuando el automóvil no existía siquiera en la más febril de las imaginaciones.

Precisamente esa irrupción es considerada como uno de los más importantes cambios en la estructura de la ciudad moderna, que comenzó por aceptarlos de muy buen grado y de privilegiar su presencia sobre cualquier otra.

El paso del tiempo fue modificando lentamente la manera de considerar esa presencia mecánica y poco a poco se la comenzó a ver como agresiva, a partir de sus ruidos, su poder contaminante, su peligro, su velocidad y su voracidad por ocupar cada día más espacio.

Las ciudades del Primer Mundo han iniciado hace tiempo una importante tarea, buscando despejar los centros históricos de esa presencia, a favor de la peatonalización de sus calles, imponiendo restricciones al ingreso vehicular y buscando potenciar el transporte público.

No se trata de una intervención menor ni simple. Porque, justo es decirlo, quienes conducen coches son los mismos ciudadanos que luego se convierten en caminantes. Porque el auto es parte de la vida moderna, su uso se ha hecho a veces indispensable y ciertas costumbres no resultan simples de desterrar.

Hechas estas consideraciones, Bahía Blanca necesita repensar su tránsito. Ordenarlo y darle agilidad. Hacerlo más seguro, pero también equilibrado. Atendiendo además que la ciudad tiene su idiosincracia y que no necesariamente los cambios o adecuaciones de otros sitios son adecuadas.

Desde el año pasado se comenzó por restar superficie de las calles para asignarla a los ciclistas. Una decisión plausible, que genera críticas pero cuyo espíritu no se puede objetar: alentar el uso de ese medio y darle una seguridad mayor al circular.

El segundo paso es asignar carriles a los ómnibus. Otra medida razonable para un servicio que tienen a todas sus líneas pasando por el microcentro. Se ha ensayado también la generación de vías ágiles y menos espacios de estacionamiento. Todas estas intervenciones necesitan ahora ser respetadas por los ciudadanos. En observar esa conducta radica el éxito de cada una.