Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

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La hora eléctrica

Escribe Mario Minervino

Hace 84 años, en febrero de 1933, las Empresas Eléctricas de Bahía Blanca --que tenían concesionada la prestación de la electricidad-- establecieron un moderno y sofisticado “servicio controlado de relojes eléctricos”.

La compañía cumplía seis años como responsable de la provisión de energía en nuestra ciudad --había logrado esa concesión luego de que el Ferrocarril del Sud renunciara a la misma--, junto con la del agua corriente, gas y el tranvía eléctrico. Entre los requisitos que la comuna exigió a la nueva adjudicataria se incluyó el de construir una nueva usina para reemplazar a la de Loma Paraguaya, incapaz de dar respuesta a la creciente demanda local.

Fue el origen del conocido “Castillo” ubicado en Ingeniero White. Su puesta en marcha permitió, además de mejorar el suministro privado y urbano, ofrecer a los bahienses un servicio inédito y de avanzada: la posibilidad de conocer, en cualquier momento, la hora oficial que rige en toda la república, “rigurosamente controlada al segundo”.

Para ello, el consumidor debía disponer, simplemente, de un “reloj eléctrico sincrónico”, el cual debía enchufarse “en cualquier tomacorriente domiciliario”. Apenas comenzaba a funcionar, debía ponerse en hora de acuerdo con la información oficial. Desde entonces, “el reloj no dará más molestias, pues nunca necesitará ser cargado y su marcha constantemente exacta será continuamente controlada desde la usina por el personal técnico”.

La empresa informó que sólo dos grandes compañías (Buenos Aires y Rosario) disponían de maquinaria “moderna y perfecta” para el servicio de “hora eléctrica oficial”.

Nadie se percató entonces de que los repetidos cortes del suministro volverían inadecuada la propuesta. Ni hablar de su éxito si se pusiera en práctica por estos tiempos.