Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

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Micaela: heridas que no cierran

en estos días se cumple un año del día en que Micaela Ortega decidió dejar su casa, engañada por Jonathan Luna, quien, escudado en una identidad falsa, ofreció su ayuda a la niña a través de Internet, en un hecho que terminó de la peor manera y que dejó al desnudo severas falencias a la hora de poner en marcha mecanismos para atender su desaparición.

Por estas horas se produjo una circunstancia que, si no fuera en nuestro país, podría sonar a fantasía: fue necesario que regresara a la ciudad el adiestrador que, con uno de sus perros, logró hallar, en mayo de 2016, el cuerpo de Micaela, para en pocas horas encontrar nuevos elementos que pueden ser clave para resolver el asesinato.

Ya resultó preocupante que la policía no pudiera, en poco más de un mes que llevó encontrar su cadáver, resolver dónde podía estar la niña.

Que no diera a la situación el tratamiento adecuado, que actuara con tan poca eficacia que pasó por la casa de quien sería indicado como el asesino sin detectar que era una persona prófuga de la justicia y tenía en su poder efectos personales de Micaela.

En una nueva revisión, ahora se hallaron llaves y otros elementos. “Parece increíble que en su momento no se haya encontrado esto. Lo terrible es que estaba donde fue hallado el cuerpo.

“Tengo el dolor de advertir que pasó tanto tiempo y recién ahora aparecieron”, dijo Mónica Cid, la mamá. También se encontró un cuchillo, una carterita con droga y fotos de dos nenas.

Lo cierto es que, a pesar de los avances tecnológicos del nuevo siglo, el rastrillaje fue exitoso gracias al olfato de los perros, capaces, un año después, de memorizar olores para buscar nuevos elementos

“Trabajamos con la toma de olor de la víctima y el perro lo graba en su memoria olfativa. En este caso, a pesar del clima, la vegetación muy tupida y el tiempo que ha pasado, se lograron encontrar elementos esenciales”, dijo uno de los guías participantes de la búsqueda.

Es muy triste y preocupante que ocurran estas cosas. Micaela ya no está. Pero resolver su caso sin dejar cabos sueltos debiera ayudar a que estos hechos no se repitan, y a que los asesinos paguen su culpa.

Para eso es importante actuar con profesionalidad, responsabilidad y certeza.