Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

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Macri, la Davis y los egos

   El presidente bien haría en refrescar pasado mañana en el retiro espiritual de Chapadmalal con ministros y secretarios la frase que no una sino dos veces repitió esta mañana al ponderar el histórico logro de los tenistas que consiguieron la Copa Davis.

   Debería hacerlo además porque si todos los rumores que corren por los pasillos de la Casa Rosada son ciertos, Mauricio Macri deberá como primer paso durante ese encuentro reservado junto a la costa terminar con la llamada "batalla de los egos" que ataca a casi todo el gabinete y que sería una de las razones, aunque no la única, por la que a poco menos de dos semanas de cumplirse el primer año de gestión, hay fallas evidentes de funcionamiento y la economía no termina nunca de arrancar.

   ¿Cuál fue esa frase que deberían escuchar los protagonistas de ese campeonato de ególatras?

   "Los tenistas argentinos nos transmitieron que se pueden hacer cosas muy buenas cuando se trabaja en equipo, dejando de lado las individualidades, trabajando todos juntos con ganas, respeto y humildad", remarcó.

   Pareció una obsesión del presidente por dejar sentada esa premisa: la utilizó en un acto en la provincia de Buenos Aires por la mañana, junto a María Eugenia Vidal, y la repitió al mediodía casi calcada en el Salón Blanco de la Casa Rosada en la recepción oficial a Juan Martín del Potro y compañía.

   Casi un tiro por elevación, podría interpretarse sin demasiado margen de error, para Alfonso Prat Gay, Federico Sturzenegger, Carlos Melconian, Rogelio Frigerio, Emilio Monzó, Elisa Carrió, aunque no son los únicos, y también especialmente para quienes parecieran ser dueños de la verdad absoluta y revelada dentro del gobierno a la hora de sugerir o imponer líneas de gestión como el Jefe de Gabinete, Marcos Peña, y el consultor ecuatoriano, Jaime Duran Barba.

   "La batalla de los egos" no es una ocurrencia periodística: la frase la pronunció una importantísima autoridad de Cambiemos en el Congreso tras la sucesión de fracasos que sufrió el oficialismo la semana pasada, y también al repasar las inconsistencias del plan económico del gobierno o las posiciones irreductibles que adoptan los responsables de llevarlo adelante.

   Todos los indicios llevan a concluir que Macri buscará en Chapadmalal ordenar la tropa y ponerla a trabajar todos para un mismo lado, sin individualismos.

   "En equipo", como dijo ayer y también, si se recuerda con los archivos en la mano, como era su vieja prédica durante la campaña electoral de las elecciones que con ballotage incluido lo depositaron en el Sillón de Rivadavia.

   "Tenemos equipos, sabemos cómo hacerlo", se ufanaba en aquel entonces un Macri menos demacrado y menos canoso que el que luce por estos días tan complicados.

   El fin de semana hubo reguero de rumores sobre lo que ocurrirá en el chalet presidencial durante mañana y el viernes. Desde que "hay dos ministros que se van", al clásico "son especulaciones de ustedes, no pasa nada", que entregan voceros macristas.

   Dicen en los pasillos que será un retiro espiritual que si sale bien culminaría el sábado al mediodía con un asado para todos los invitados, cerca de 300 entre ministros, secretarios, subsecretarios, directores nacionales y otros funcionarios. Esa comilona, según el confidente que entregó el dato, sería casi como la tradicional "fumata" de San Pedro para elegir Papa.

   La traducción criolla sería que si hay asado, es sinónimo de fumata blanca: todos entendieron el mensaje y aquí no ha pasado nada.

   Si en cambio todo termina el viernes por la tarde con inmediato regreso a Buenos Aires, podría estirarse una incógnita que hoy atosiga a más de uno: saber si efectivamente Macri meterá mano dura al gabinete para intentar convertirlo otra vez, como los tenistas de la Davis luego de años de batallar con sus propios egos, en un equipo.