Bahía Blanca | Sabado, 20 de abril

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¿Chisporroteos entre Mauricio y Horacio?

   Difícilmente un funcionario, o un político, se ponga en la tarea de desmentir un rumor, por muy fuerte que sea, si no tiene detrás alguna sustancia que lo haga algo más que un dato proveniente de la mera especulación periodística.

   En su último libro, Graciela Ocaña dice que ella se informaba "por radio pasillo" sobre las operaciones que se estaban montando en su contra, antes de ir una mañana a llevarle personalmente la renuncia a Cristina Fernández en la residencia de Olivos.

   Todos conocen cómo funciona ese sistema, porque todos al mismo tiempo lo alimentan con informaciones, datos "posta" de lo que escucharon en tal o cual reunión, o al cruzarse con algún ministro o secretario en un despacho o en un acto.

   No pocas veces esa data llega a los periodistas en forma de "off the record", pero no la hace menos creíble y por lo tanto capaz de ser utilizada en los medios. Podría emparentarse con el tan mentado "no aclares que oscurece".

   Horacio Rodríguez Larreta salió a desmentir esta mañana un muy fuerte rumor que circula desde hace algunos días entre los mentideros de la política y el periodismo: que haya diferencias entre él y Mauricio Macri en torno a la política antipiquetes, que el gobierno anunció con bombos y platillos el año pasado cuando prometió poner en marcha, algo que nunca hizo, el famoso Protocolo elaborado por el ministerio de Seguridad que encabezan Patricia Bullrich y Eugenio Burzaco.

   El jefe de Gobierno supo por "radio pasillo" que el presidente ha expresado cierto malestar por la situación de absoluto caos que se vive en la Ciudad Autónoma entre los piquetes nuestros de cada día y las incontables obras que el municipio lleva adelante en calles, avenidas, veredas, parques, túneles y paseos.

   Total: un infierno para los porteños, pero lo que es peor y que es donde puso la lupa la mesa chica que rodea al presidente, para los cientos de miles de vecinos del conurbano bonaerense que cada día entran y salen de la ciudad. Como pueden y cuando pueden, no sin perder horas de trabajo, el cobro del presentismo a fin de mes, y hacerse una mala sangre de la que siempre, pero siempre, culpan a los gobernantes de turno. En este caso a Horacio, y por elevación a Mauricio.

   El alcalde porteño no sólo hizo lo que se suponía que debía hacer, que es lo que manda el manual, que fue desmentir que haya cualquier discrepancia con Macri, sino que con esa salida a los medios corroboró que tenía información de "radio pasillo" y no sólo rumores o trascendidos de la prensa. En verdad Horacio tiene algo más que eso, aunque obviamente jamás lo va a reconocer en público.

   Tiene la propia queja del presidente cara a cara, cuando días atrás, en uno de los almuerzos que compartieron con María Eugenia Vidal, le dijo textualmente: "Horacio, tenés que hacer algo con el tema de los piquetes".

   Rodríguez Larreta, como aquella promesa de "pobreza cero" que Macri se vio obligado a modificar por la realidad y convertirla en un objetivo de largo plazo, dijo ahora que "piquetes cero" no se hace de un día para el otro. Pero plantó bandera en el tema que verdaderamente lo distancia del presidente.

   Dijo que de ninguna manera se debe utilizar la violencia para deshacer esas protestas. Una diferencia no menor con el plan que el presidente le pidió a Bullrich para acabar con los piquetes que incluye algún tipo de intervención no exenta del necesario rigor por parte de las fuerzas de seguridad.

   Para corroborar esas diferencias, un funcionario que sabía de aquel "radio pasillo" le enrostró al jefe de gobierno: "algo tiene que hacer, a menos que suponga que si se le pide amablemente a los que cortan que despejen la vía pública en el acto se van a ir a sus casas, es de una candidez absoluta".

   Nota al pie: no es menor que en esta pulseada el intendente coincida con Lilita Carrió, que por su lado sostiene que no se debe reprimir porque el kirchnerismo anda buscando un muerto para cargarle al presidente.

   Aseguran los que conocen el paño que se teje entre la Casa Rosada y el modernísimo edificio de la Municipalidad, en Parque Patricios, que aquel malestar existe pero viene de antes del tema de los piquetes.

   Tiene que ver con la decisión de Horacio de alambrar políticamente la ciudad contra cualquier intento de armar una coalición de Cambiemos como en el orden nacional, por temor a que se cuele por esa vía una candidatura por adentro del oficialismo del todavía embajador argentino en Washington, Martín Lousteau, a quien teme y recela. Macri, nada menos, es uno de los que cree que hay que armar Cambiemos en suelo porteño. Lo dicen en "radio pasillo".