Bahía Blanca | Jueves, 18 de abril

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Paro: la apuesta del gobierno al efecto 1A

El presdiente analizó con sus ministros las dificultades para movilizarse por la adhesión del gremio del transporte a la medida de fuerza.

  Lejos de desentenderse del paro nacional del jueves lanzado por la Confederación General del Trabajo, como dejaron trascender algunos funcionarios impregnados de euforia tras la impresionante marcha ciudadana del sábado último, el gobierno pone por estas horas todo lo que tiene a mano para buscar que la medida de fuerza, si no es posible que fracase, al menos que no sea todo lo contundente que anticipan los caciques sindicales.

   El presidente Macri y el gabinete nacional analizaron esta mañana en el Salón Eva Perón de la Casa Rosada el armado de esa estrategia y cuáles son las medidas que deberían adoptarse y que están al alcance del gobierno para recortar los alcances del paro, que la CGT convocó sin movilización pero que tendrá marchas y piquetes promovidos por las dos CTA y los partidos de izquierda, y permitir que aquel que quiera ir a trabajar pueda hacerlo.

   "Nunca dijimos que nos desentendíamos del paro por el éxito de la convocatoria del sábado, por el contrario, queremos hacer todo lo que esté a nuestro alcance para que sean más los que vienen a trabajar que los que no pueden hacerlo porque no pueden viajar", dijo una fuente de la Jefatura de Gabinete tras la reunión de esta mañana.

   Con todo, ese legítimo interés del gobierno por minimizar los efectos de la huelga general, que arrojará para el país pérdidas por unos $ 15.000 millones, no impidió que desde la Casa Rosada se anticipara un gesto destinado a mostrar buena voluntad: el ministro Jorge Triaca recibió instrucciones del presidente durante la reunión de gabinete para que el día después del paro convoque oficialmente a la CGT a una mesa de diálogo para analizar los reclamos de la central obrera. Una gestión que el titular de la cartera laboral acometería junto al vicejefe de Gabinete, Mario Quintana, y el ministro de la Producción, Francisco Cabrera.

   Una idea fija tras esa reunión fue montarse en el éxito del 1A y machacar sobre ese costado para predecir, no sin razón dado el importante número de ciudadanos que se movieron en la ciudad de Buenos Aires y el resto del país, que hay una inmensa mayoría que pasado mañana quiere ir a trabajar.

   El dato en sí mismo ya tiene un enunciado: le dará letra al gobierno para pontificar en la tarde/noche del jueves que si hubo ausentismo no fue por adhesión espontánea al paro sino porque la gente no pudo trasladarse por la falta de transporte.

   De allí que en el gabinete de esta mañana se analizaron los mecanismos legales que posee el gobierno para lograr que el transporte, considerado un servicio público esencial, cumpla con la reglamentación vigente para garantizar un mínimo indispensable de unidades en la calle, hablando concretamente de los colectivos y eventualmente de los trenes.

   En la práctica dentro del gabinete dan esa batalla por perdida dada la adhesión de los sindicatos del sector (UTA, La Fraternidad, Maquinistas y Subtes) al paro de la CGT. No por ello dejarán de realizar el intento y hasta alguna presentación judicial de última hora. Por caso, una denuncia por amenazas e incitación a la comisión de delitos contra el taxista Omar Viviani, que mandó a "darlos vuelta" a los taxistas que se decidan a trabajar.

Omar Viviani

   A la vez, esta mañana se aprobó el armado de un importante operativo conjunto de fuerzas de seguridad entre la Nación, la Ciudad y la Provincia, que tendrá por objetivo cuidar los accesos a la capital y evitar que se puedan realizar piquetes en las autopistas y calles, que coordinará la ministro del área, Patricia Bullrich.

   Desde el discurso, las primeras espadas mediáticas del gobierno, como Triaca o el ministro Rogelio Frigerio, salieron hoy a criticar la medida de fuerza "por no tener ni siquiera una consigna detrás de la cual se va a un paro", como azuzó el titular de la cartera política.

   Y ni que hablar de la andanada que les decidió ayer el propio Macri, cuando denunció y prometió combatir "las mafias" sindicales. Aunque es cierto que hizo extensivo ese desafío a los sectores que anidan en las empresas, la justicia y la política.

   En ese punto podría convenirse con aquellos eufóricos del principio en que el gobierno decidió hacerse fuerte detrás del espaldarazo del 1A. Y desafiar al trío que conduce la CGT o a la dupla de las CTA.

   Pero cerca de Marcos Peña ponían esta mañana las cosas en su lugar tras la reunión del gabinete. "Queremos que el paro fracase, y haremos todo lo posible para lograrlo", apuntó un funcionario.