Bahía Blanca | Miércoles, 24 de abril

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Cuando el trabajo "se come" nuestra vida personal

En general se juntan varios síntomas que, a la larga, se potencian casi como un efecto dominó.
Foto: Archivo La Nueva.

David Roldán

droldan@lanueva.com

El Síndrome de Burnout, también conocido como "Síndrome del Quemado", afecta a mas del 30 por ciento de los médicos de la Argentina y es muy común entre quienes tienen profesiones que demandan trabajar las 24 horas.

En el Síndrome de Burnout se conjugan varios síntomas, que se potencian casi como un efecto dominó.

Según Francisco Appiani, médico psiquiatra de la cuarta cátedra de Medicina del Hospital de Clínicas de Buenos Aires, se caracteriza por tres puntos: agotamiento emocional, despersonalización y sensación de fracaso con total pérdida de confianza en sí mismo.

A su entender, se puede ver en distintas personas que trabajan en un ámbito de alto estrés.

Es decir, el desgaste de trabajar en un contexto altamente exigente agota emocionalmente a las personas, que no sólo se sienten faltas de energía, sino que, además, se vuelven negativas, cínicas y pierden la capacidad de conectar empáticamente. “Lo que ocurre en el burnout es que el trabajo fagocita la vida personal”, advierte Appiani.

Curiosamente a lo que se podría esperar, de acuerdo con un estudio realizado por el Royal College, del Reino Unido, los factores personales son causas en sólo el 20 por ciento de los casos; el 80 por ciento es atribuido a problemas administrativos y a las actitudes agresivas que se observan en los pacientes o en sus familiares.

Los trabajadores de la salud son aquellos que están más expuestos al burnout, por estar permanentemente en contacto con el sufrimiento ajeno y la enfermedad, al mismo tiempo que son quienes lidian con dificultades organizativas del sistema de salud.

Si bien puede ocurrirle a cualquier que se encuentre en situaciones de estrés, exigencia y desgaste emocional, está comprobado que es más frecuente en quienes se denominan “workoholics” (adictos al trabajo), con un alto sentido de responsabilidad y perfeccionistas.

La persona agotada o bien deja su trabajo o comienza a limitarlo, teniendo dificultades económicas, por lo que se suman dificultades familiares o personales.

Esta situaciones disrruptivas se asocian a consumo de sustancias, depresión y una alta tasa de riesgo suicida.

Appiani afirmó que existen estrategias para abordarlo, por lo que sugirió generar actividades recreativas o de relajación dentro del ámbito del trabajo.

“En lo personal, el individuo tiene que balancear su vida fuera del trabajo con su actividad profesional, dedicar tiempo a la familia y amigos, buscar contención y tener, por lo menos, dos semanas de descanso o vacaciones al año”, remarcó Appiani.