Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

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Trata de personas: “Denunciar es una forma de ejercicio ciudadano”

Dos ONG bahienses trabajan para concientizar sobre esta problemática y alertar acerca de los peligros. “La sociedad se ha sensibilizado y reaccionado”, dijo Franco Di Santi, representante de una de las organizaciones.
Trata de personas: “Denunciar es una forma de ejercicio ciudadano”. Seguridad. La Nueva. Bahía Blanca

Pablo Andrés Pascual

ppascual@lanueva.com

La trata de personas no es un tema menor, más aún en una ciudad que por la presencia del puerto y su posición geográfica, que la ubica como acceso a la Patagonia y nodo regional, es considerada por algunos como "un punto caliente" respecto de esta problemática.

Difusión, tareas de concientización y el compromiso para investigar los casos han provocado que la sociedad comience a comprender lo preocupante de esta situación.

Las ONG locales Bahía contra la Trata y el Centro La Misión, junto con alumnos del voluntariado de la Universidad Nacional del Sur, llevan adelante un programa denominado “De Prevenir Se Trata”.

“Vimos como algo urgente trabajar sobre la prevención y en el cuidado individual. Destacamos el valor de denunciar, haciendo hincapié en la utilización del 145 para realizarlo. Pretendemos trasladar el concepto que como sociedad tenemos que sensibilizarnos más con esta problemática y generar una contención para que esto no vaya avanzando”, comentó Franco Di Santi, referente de Bahía contra la Trata.

“Denunciar es un forma de ejercicio ciudadano, para que luego la justicia cumpla su rol, determinando si existe trata o no”, agregó.

Precisamente, según estadísticas oficiales, a nivel nacional se recibieron el año pasado 3.256 denuncias en la línea gratuita, mientras que en 2015 fueron 2.732. En 2012 el número apenas alcanzaba a 600.

A mediados de 2016 La Nueva. publicó un informe en el que la licenciada Zaida Gatti, titular del Programa Nacional de Rescate y Acompañamiento a las Personas Damnificadas por el Delito de Trata, dependiente del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación, describió a nuestra ciudad como “una zona roja” respecto de esta problemática.

“Esa nota sirvió para instalar el tema y que debatamos cuál era la realidad en nuestra ciudad. A Punta Alta, Bahía y White se lo definió siempre como un triángulo que formaba una zona caliente en el tema y sobre eso se ha avanzado mucho”.

Consideró que en esa situación colaboraron los avances en las investigaciones llevadas adelante por la fiscalía federal y provincial.

“Ayudaron las sentencias, la consolidación de los lugares de denuncia, y una sociedad que se ha sensibilizado y reaccionado. De todas maneras, falta mucho en el tema del rescate de víctimas y los programas sociales para la reinserción posterior”.

Describió que en Bahía Blanca el voluntariado lo abordan principalmente sobre la trata con fines de explotación sexual.

“La cultura la hacemos entre todos, entonces, una cultura más permisiva, de menos sensibilidad y que mira para otro, ha ayudado en el pasado a que el tema avance y se arraigue. También provocó que se naturalice el hecho que personas sean explotadas, ya sea sexualmente o laboralmente”.

En este sentido, admitió que se advierte “una realidad social donde hay cierta indiferencia, pero no el grado de juzgamiento sobre las víctimas como en otros tiempos”.

Di Santi indicó que la sociedad debe empezar a tener un reproche mayor respecto de este delito, y más empatía con las personas que lo padecen.

“Hay mucho para hacer y consolidar lo que ya logramos, por que de lo contrario se daría una retracción y esos lugares o vacíos que se producen los ocupan estas organizaciones”.

Comentó que las personas que sufren la trata atraviesan un proceso de victimización, “donde le corren esa individualidad y le presentan una identidad de persona explotada, a fuerza de golpes o drogas. Se logra una despersonificación y la pérdida de conciencia de víctima”.

Los jóvenes, una generación comprometida

Di Santi explicó que dentro de las actividades del programa realizan charlas informativas con adolescentes, quienes, según consideró, presentan un posicionamiento diferente y más comprometido frente al problema.

“Lo que más nos alegra es que generacionalmente se advierte un cambio muy importante. Hoy en día los adolescentes y jóvenes están mucho mas abiertos a estas consignas y no tienen ese prejuicios de que está ahí porque quiere o ella lo elige”.

“No es normal que a una persona la estén explotando y no entienden cómo antes se aprobaban algunas prácticas. Estamos convencidos de lo importante de intervenir socialmente para crear un clima de mayor sensibilidad”, siguió diciendo.

Sostuvo que esta situación va a producir un cambio y, al mismo tiempo, dijo estar seguro que “la sociedad tiene cosas para hacer sobre el tema”.

Finalmente se refirió a los murales realizados en las esquinas de Estomba y Perú, y avenida Colón y Chile.

“Fueron realizados con el objetivo de poner el tema a la vista, porque es importante ver y visibilizar las cosas. Genera difusión, empatía y proximidad con la cuestión”.