Bahía Blanca | Viernes, 29 de marzo

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“Mi terapeuta me dijo 'basta de buscar justicia en un lugar que no es justo'”

Marcela Hirschfeldt, hija de Eudes Melba Bazán, asesinada hace ocho años en su casa de Belgrano al 300, cuestiona el direccionamiento de la investigación. “Esto tiene el destino de impunidad absoluta”, afirma su abogado.
La cobertura periodística del día del trágico hecho.

El inmenso dolor por la pérdida de un ser querido suele dejar una marca que acompañará durante toda la vida, aunque el tiempo pueda ir atenuando el sufrimiento.

Pero cuando esa partida es antinatural y la Justicia no ofrece respuestas que alivien la angustia, obliga a transitar por un camino plagado de interrogantes.

Hoy se cumplen ocho años de un asesinato que sigue impune y cuya investigación es firmemente cuestionada por los familiares de Eudes Melba Bazán de Hirschfeldt (71 años), cuyo cuerpo fue hallado por una vecina en su vivienda ubicada en la planta alta de Belgrano 392.

La mujer presentaba un corte en la región occipital izquierda del cráneo provocado por un elemento punzocortante y dos más en el cuello.

Voceros de la Unidad Funcional de Instrucción y Juicio Nº 5 consultados por La Nueva. informaron que la causa "está en etapa investigativa”, excusándose de brindar mayores precisiones.

Marcela, hija de la víctima, no sólo está disgustada por el rumbo investigativo elegido por la fiscalía, sino que va más allá.

“Les pedimos como un favor muy especial tanto a (Christian) Long (actualmente en uso de licencia) como a (Juan Pablo) Fernández (fiscal general) que se aparten y que la causa vuelva a (Gustavo) Zorzano. Creemos que mi mamá merece justicia, y mientras esté a cargo de la causa no nos permitirá a nosotros obtenerla”.

“Mi terapauta me dijo 'basta de buscar justicia en un lugar que no es justo', asegura Marcela, quien considera que “todo esto nos resta calidad de vida, nos implica enfermedades. Mi hijo de nueve años dejó de tener la mamá que tuvo hasta ese momento; porque nadie vuelve a ser el mismo después de una tragedia, y queda presa del espanto”.

El abogado Gustavo Avellaneda considera que “lo bueno es que la causa está abierta”, pero enseguida aclara que “la lectura que uno hace es que esto tiene el destino de impunidad absoluta”.

El profesional asegura que debió modificar su rol por el desarrollo de la investigación.

“Primero intervino el doctor (Gustavo) Zorzano, quien era el fiscal en turno en ese momento; y después, con el tiempo, lo hizo Long. Las versiones encontradas de las distintas hipótesis hizo que de ser particular damnificado tenga que pasar a ser defensor de las víctimas”.

Para Marcela, la investigación tomó un rumbo absolutamente direccionado, sin considerar otras alternativas.

“Se parte de una hipótesis fáctica y se intentan desnaturalizar los distintos testimonios, sacándolos totalmente de contexto; y el camino en una investigación es diametralmente opuesto. Son los testimonios y las pruebas los que llevan a plantear la hipótesis”, consideró.

El robo fue descartado porque en la vivienda se hallaron aproximadamente diez mil pesos y no hubo faltantes ni desorden, pero como tampoco se observaron aberturas forzadas, la primera mirada -y única según el particular damnificado- estuvo centralizada en el círculo íntimo.

“La primera noche, después del hecho, una mujer de Punta alta se presentó en la DDI y cuando mi hermano (Felipe) llegó de San Juan, donde estaba dirigiendo una obra de teatro, el oficial Yamil Pinedo le dijo 'esta mujer vino a involucrarte', pero cuando nosotros pedimos que volvieran a citarla desapareció”, dijo.

Finalmente, Avellaneda recordó lo que consideró “una perlita”.

“Esa mujer dijo que sospechaba que Felipe pudo ser el autor porque la adaptación que había hecho de la obra Electra mostraba cómo pudo haber sido la muerte de la madre. Y lo peor no es que esa mujer lo haya dicho, porque pudo ser su interpretación, sino que la Justicia lo compró. Y a partir de ahí (Felipe) entra a ser investigado por este hecho, por el cual nunca fue imputado, porque no hay mérito para ello”.

Por el rumbo de la causa
“Salimos a trabajar en defensa propia”

El día del crimen, el taxista Aníbal José Acosta, de la parada de Belgrano al 300, traslado a una pareja hasta la Terminal de Ómnibus.

“Una vez que emprendemos el viaje a la Terminal, a la altura de Parchappe y las vías de ferrocarril, ella le pregunta al chico hacia dónde van y él le responde ‘al primer colectivo que salga, a donde sea’”, dijo entonces el taxista, fallecido un par de años después.

Al revisar las cámaras del lugar, los investigadores se centraron en “un pelado”, según precisó Marcela, “y como Felipe es calvo...”, acotó Avellaneda.

“Ella (por Marcela) y todo su círculo se prestó a la requisitoria fiscal, pero en ese ínterin se daban otras alternativas que fueron paulatinamente desechadas. Y es el día de hoy que el camino fue tan angosto que terminó en Felipe y no hay otra alternativa”, dijo el abogado.

La mujer acotó que al comienzo los investigadores “mostraban la foto y preguntaban si reconocían a alguien; pero después la pregunta era ¿éste es Felipe?, direccionando la respuesta”.

Avellaneda sostuvo que “no hubo una acusación formal, que eso quede claro, pero estuvimos al límite. Salimos a trabajar en defensa propia cuando estábamos buscando que se investigue quién era el autor de la muerte”.