Tercer robo en solo dos meses a un centro que ayuda a gente marginada

Redacción de La Nueva.

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“No lo puedo creer. Me agarra escalofrío de pensar que un pobre le roba a otro pobre. Es el colmo”.

Esa fue la expresión de una mujer que ayer a la mañana llegó a la sede de Remar para colaborar y tomó conocimiento del tercer robo en apenas dos meses sufrido por la entidad.

Durante la madrugada de la víspera, delincuentes violentaron una puerta del centro cristiano de rehabilitación de marginados, ubicado en avenida Colón y Falcón, de donde escaparon con una cantidad no especificada de dinero y teléfonos celulares.

“Lo que se llevaron es lo que podemos conseguir con las ventas de los elementos que la gente nos dona. Es muy feo que sucedan estas cosas. Uno de los celulares que se llevaron es de la obra y los otros de integrantes de la granja”, comentó Marcelo Vazzano (46), quien forma parte de la entidad y descubrió lo sucedido cuando llegó para abrir las instalaciones.

“Ocurrió durante la madrugada. Nos barretearon la puerta y de ahí subieron a la oficina, donde revisaron y encontraron la plata. Por suerte no rompieron nada, aunque revolvieron todo”, siguió diciendo.

El hombre comentó que el desorden le hizo comprender que nuevamente habían resultado víctimas de ladrones.

“Cuando entramos con el pastor me pareció muy raro que hubieran cosas tiradas en el piso en el salón. Lo increíble es que hay muchos instrumentos musicales que no tocaron. Por lo visto solo querían dinero”.

Vazzano contó que integra un centro de rehabilitación cristiano “y siempre estamos confiados que nunca nos va a pasar nada. Pero nos sucedió. Estamos con Dios, pero el diablo deja mucho que desear y en el mundo ocurre lo mismo”.

Del mismo modo, comentó que los hechos anteriores tuvieron características similares.

“La última vez, hace un mes aproximadeamente, ingresaron por la terraza, rompieron un vidrio y hasta dejaron huellas de sangre. El otro fue unos días antes, en la casa que tenemos en avenida Colón al 2600. Esa vez se llevaron unos 5 mil pesos y celulares”, expresó.

Vazzano señaló que Remar tiene 30 años en el país y lleva tres en Bahía Blanca. Desde octubre, el pastor a cargo es Juan Scarfone.

El hombre sospecha de gente “que ha estado internado el lugar o que brindó datos a otras personas”.

“Saben que no tenemos alarmas ni nada más. El pastor ya dijo que vamos a tener que tomar mayores medidas de seguridad, como por ejemplo rejas. Incluso, pensamos en que alguno se quede a dormir en el lugar hasta que podamos hacer esas obras”, cerró Vazzano.